Tamajón ha despedido el año subrayando sus tradiciones. Lo hizo, en primer lugar, con la celebración de la tradicional matanza del cerdo, en el local social municipal. En torno a medio centenar de agalloneros participaron de la celebración.

El pasado 29 de diciembre, la villa, y cuatro localidades invitadas, se reunían en el Centro Cultural para celebrar el VI Certamen de Villancicos de Tamajón. Participaron rondas de otros tantos puntos cardinales de la provincia, la Ronda de Hita, los Cencerrones de Cantalojas, la Ronda La Calandria de Cifuentes y la Real Zambombada de Atanzón, despidieron, junto a los agalloneros, musicalmente el año 2018.
Y el día 31 de diciembre, Tamajón volvía a dejar atrás lo malo del año con su tradicional luminaria de Nochevieja, una costumbre secular en la que los mozos del pueblo quemaban símbolos de lo viejo, lo roto y lo malo del año a punto de terminar, y lo quemaban en una hoguera, a las doce de la noche, para dar paso así al año nuevo. La costumbre se recuperó hace unos años, y, desde 2012, se lleva a cabo en la explanada que hay frente al Centro Cultural de Tamajón, cambiando así su lugar original en la Plaza del Coso. Un castillo de fuegos artificiales elevó al cielo la alegría agallonera.
Por último, en la tarde de ayer, Melchor, Gaspar y Baltasar hacían su aparición en el umbral del Ocejón. Poco después, los Reyes Magos fueron recibidos por Eugenio Esteban, alcalde de Tamajón. Fieles a su costumbre, se acercaron a la residencia de la Virgen de los Enebrales. Allí entregaron un regalo a cada anciano, y además, les llevaron chocolate calentito y un roscón para merendar. Después de adorar el Belén, decorado por los propios residentes, ayudados por las trabajadoras del Centro, Melchor, Gaspar y Baltasar recorrieron el pueblo en la habitual cabalgata, haciendo parada en las casas con niños.
Después, los Reyes Magos se acercaron al local social del Ayuntamiento, donde brindaron con los agalloneros por el año nuevo, y comieron un trocito de roscón para coger fuerzas. No en vano, tenían muchas ilusiones que colmar por la noche.