El presidente de los Ribereños de Entrepeñas y Buendía se muestra tajante ante las reivindicaciones de los regantes levantinos en Madrid. El Tajo no tiene excedentes, mucho menos los que los políticos decidieron en el nefasto Memorándum, sin base científica alguna
“Si quieren agua tendrán que conseguirla de las desaladoras o racionalizar sus cultivos, en vez de añadir cada año más hectáreas ilegales de regadío; pero al Tajo no le sobra una gota, nuestros embalses han dicho basta”, la negativa por parte de Pérez Torrecilla es rotunda, la realidad es tozuda y nos muestra una cabecera del Tajo a punto de ser declarada técnicamente muerta.
No hay excedentes, mucho menos según lo considerado como tal por el Memorándum, que considera agua sobrante todo lo que exceda los 400 Hm3. “Si desapareciese el Trasvase y se continuara con la insuficiente política de desembalses marcada por los cínicos que firmaron el acuerdo, el Tajo seguiría muriendo porque los excedentes son una ficción política”.
En el siguiente gráfico, perteneciente al informe presentado por los Ribereños esta semana, puede observarse una simulación con los volúmenes almacenados en Entrepeñas y Buendía al final de cada año hidrológico. Por un lado, en rojo, los volúmenes si no hubiera trasvase; por otro lado, en verde, los volúmenes sin trasvase y con unas salidas anuales hacia el Tajo de 600 Hm3; y finalmente, en azul tal y como están en realidad.
El autor, Miguel Ángel Sánchez Pérez, propone unas salidas anuales hacia el Tajo de 600 hm3 (casi el doble de los 365 hm3/año máximos que establece el RD 773/2014) con el fin de conseguir la recuperación de la dinámica natural del río. “Algo que no parece preocupar a los mismos negocios privados que se han cargado el Mar Menor”.
“Por mucho que desde Murcia hablen de excedentes, es mentira, el Tajo no tiene excedentes y mucho menos los marcados por el Memorandum; no sobra agua”. Por no hablar de la grave situación de despoblación y quiebra económica que sufren los ribereños a causa del Trasvase.
Excedentes podrían considerarse las aguas que “sobran” una vez que se hayan satisfecho todos los usos y necesidades de la cuenca cedente, donde se incluyen los usos lúdicos y recreativos que también son prioritarios frente a cualquier trasvase, además de ser el único sustento de toda la comarca.
Sin embargo, las reglas de explotación del Trasvase no garantizan los usos prioritarios de la cuenca del Tajo, ya que tienden a maximizar los volúmenes trasvasados y en ningún momento tienen en cuenta, como límite previo, o dentro del volumen no trasvasable, las necesidades en volumen y lámina de agua para satisfacer de forma adecuada los usos recreativos en los embalses de Entrepeñas y Buendía y la misma supervivencia del Tajo.
“Quieren pactar y, ahora que consideran agotada la fuente del Tajo, pretenden que otros ríos como el Ebro o el Duero sigan la misma suerte para mantener su chiringuito, un negocio privado sostenido a cargo de regiones más desfavorecidas, como la nuestra”, lamenta Pérez Torrecilla, que concluye: “Ni una gota más”.