Manuel Villar Muñoz es un trashumante de Valdemeca (Cuenca) que lleva haciendo la vereda cuarenta y tantos años. Es inconfundible porque, además de ir siempre a caballo, es su figura la que destaca: bueno, he hecho la vereda y la sigo haciendo. Lo hice con el ferrocarril, en la época de bonanza -en la que se ganaba dinero con las ovejas- trasladaba a mis animales en camiones y ahora ya, con la crisis, hemos vuelto otra vez a la vereda que este año, le digo, está complicada por la falta de agua en algunos tramos: este año lo estamos pasando muy mal porque no hay agua. Ha habido días –dos en concreto- en los que los animales no han podido beber ni gota, me cuenta en un paraje bien conocido por los conquenses: el Chantre por el que discurre la Cañada Real de Rodrigo Ardaz junto al río Júcar.
Hace algunos años coincidí con Manuel Villar en Las Tabernillas. Una especie de descansadero en Sierra Morena con arroyos de aguas que parecían negras por culpa de las pizarras y en medio de enormes jarales. Allí se juntaron los ganados de Guadalaviar (Teruel) y los de Valdemeca para propiciar una cena de lumbre baja y sartén honda y, sobre todo, una sobremesa mágica en la que hablamos de todo antes de que, a la mañana siguiente, me tuvieran que abrir la tienda de campaña desde el exterior porque, desde dentro, resultaba imposible por culpa de la helada que nos cayó sin llamar a la puerta. Hablamos de algo que en Castilla y León cada vez es más frecuente. La presencia de lobos: no. Yo no he visto nunca lobos por aquí y eso que en Baños de la Encina es s en tierra de lobos. Que si los han visto que si no…yo la verdad no he visto ninguno.
Aunque pequemos de cansinos, la trashumancia, lo digo otra vez, consiste en reducir a dos las cuatro estaciones consiguiendo, así, que los animales, una vez realizado el viaje, no sufran fríos ni calores extremos y tengan asegurado un mínimo de pasto. Allí ya el campo estaba muy mal porque no ha llovido nada en el mes de Abril. Nosotros estamos haciendo la vereda unos treinta días y se hace por el ganao, sobre todo por el ganao. Allí no había agua ni pastos y, claro, cuando en la finca no hay ná, pues hay que salir porque si no, son gastos extras. El alquiler de la finca y los piensos. Claro que también tiene su parte romántica porque si no salimos, pues parece que no nos quedamos a gusto.
A José, un vasco de Andoáin, le llaman Patxi en la vereda. En realidad se lo ha puesto Raúl, el hijo de Manuel: bueno, el año pasado ya vine unas etapas con ellos por ver qué pasaba, dieciocho creo recordar, y este año me llamaron y aquí estoy. He sido pastor asalariado allí, he pasado por la escuela de pastores que hay en el País Vasco pa sacarme una titulación que no sirve pa nada y, como me acogen muy bien, aquí estoy y sigo, comenta José. Montar a caballo es otra cosa pero, también. Me ha enseñado Manolo.
De las mil seiscientas ovejas que son llevadas por cuatro pastores, seiscientas son de Raúl Villar, el hijo de Manolo que, cuando le entrevisto en el Chantre, no se separa del gancho sin el cual, es impensable coger a una oveja. Nosotros hacemos seiscientos kilómetros y pico. Somos los pastores que hacemos la trashumancia más larga de España.
Este viaje, el del regreso en primavera, siempre es el de los temores y no sólo porque fumigan las viñas con el peligro que ello supone, sino que el problema problema sigue siendo el de siempre: la Cañada Real a la que los agricultores se meten como garrapatas que es un horror porque en la provincia de Cuenca la han dejado en ocho metros, cuatro, no cabe ni un coche y, así, a ver cómo metes por ahí, por ese embudo a mil seiscientas ovejas. Es imposible. Y encima es legal por lo que parece. Está amojonada…
Raúl no es optimista cuando le pregunto por el futuro de la trashumancia: yo no le veo futuro alguno. Es más, creo que tiene los días contaos. Tenemos millones de problemas, sobre todo los burocráticos. La cantidad de papeles que necesitamos para poder movernos. Papeles que luego no sirven para nada porque no se controla nada. Es increíble la cantidad de papeles que necesitamos aquí en España. Es vergonzoso, de verdad. Entorpecen en lugar de ayudar. Nosotros somos pastores, simplemente eso. Por eso, la administración tendría que actuar de otra forma. Es que piensan que nosotros estamos estabulados y no es así. Y ya está bien. ¿Sabes que por este rebaño tengo un montón de licencias, me exigen varias cuando debería tener sólo una? Es increíble. Se te quitan las ganas de salir de casa, asegura Raúl en este lugar de acampada cuando la luz del sol no va de frente, y aprovecha sus últimos rayos para curar a dos o tres animales que van renqueantes.
Hoy, la etapa les lleva hasta Villalba de la Sierra. Mañana, a Las Majadas, el Jueves dormirán en el hotel de las mil estrellas que hay en los montes por encima de la Sierra del Agua. El Viernes llegarán a Los Chorros entre Huélamo y Tragacete y ya, el Sábado, a casa. A Valdemeca después de treinta y dos días de vereda. Un municipio cuyo término municipal está incluido por completo en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca y en el que destaca su “Paisaje Ilustrado”, copiado por cierto en otras poblaciones de la Serranía de Cuenca. Por cierto, el burro, ni se inmutaba.
Audio de Manuel Villar
Audio de Patxi
Audio de Raúl