Nazarenos, una de las publicaciones más importantes de Semana Santa a nivel nacional (Premio a la Innovación Periodística 2024, concedido por el Club Abierto de Editores en el XVI Premio de Periodismo y Comunicación), publica en su último número un extenso artículo sobre la celebración conquense.
Semana Santa de Cuenca. Nazarenos de Castilla, de la historiadora y escritora conquense Ana Belén Rodríguez Patiño, realiza un divulgativo y conciso recorrido de los más destacado de la historia y conmemoración de los días de la Pasión, tal como se vive en la ciudad. Acompañado por las imágenes del prestigioso fotógrafo Julio Palencia y los dibujos a tinta del artista Santos de Cuenca, Rodríguez Patiño pone así en valor la riqueza y singularidad de nuestra tradición.
La autora ha trazado una cronología y corpus esencial de sus ritos y características para llevar a los penitentes sevillanos, y por ende, del resto de España, una idea clara de lo que supone ser nazareno en Cuenca. Y cómo la ciudad castellana, que comparte desde el primer momento el título de Interés Turístico Internacional con celebraciones tan emblemáticas como la sevillana, la malagueña y la vallisoletana, hunde sus raíces en el XVI, mientras ha sabido mantener su esencia a lo largo de los siglos, con una estética y un sentimiento de religiosidad popular que la hacen única.
Un reconocimiento al valor histórico y artístico de la Semana Santa conquense.
Las fotografías de Nuestro Padre Jesús con la Caña y el Jesús Nazareno en la mañana del Viernes Santo, de Julio Palencia, y las tintas del Cristo de la Agonía, la bajada del Ecce Homo por la Audiencia y los destellos de nazarenos, de Santos de Cuenca, acompañan magistralmente este recorrido. Ana Belén Rodríguez Patiño destaca en su artículo algo que los conquenses conocen bien, pero que se trata de un elemento ajeno a otras capitales, y es la importancia del entorno en el que se desarrollan las procesiones, con un casco histórico que proporciona escenas de sobrecogedora belleza. También subraya otro aspecto diferenciador, como es el orden cronológico de la Pasión en la escenografía de sus Pasos. Además, resalta la peculiaridad del vocabulario nazareno conquense.
El artículo no pasa por alto los avatares históricos que han moldeado la Semana Santa de Cuenca, desde la destrucción de su imaginería en la Guerra Civil hasta la labor de reconstrucción llevada a cabo en los años 40, con la intervención de grandes imagineros. Una reconstrucción que no solo devolvió a Cuenca su Semana Santa, sino que elevó su valor artístico y estético hasta el reconocimiento actual.
La tradición de las Turbas, una de las manifestaciones más singulares de España.
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención a los sevillanos es el ritual característico de la procesión del Camino del Calvario y su impresionante inicio con las Turbas. En la madrugada del Viernes Santo, Cuenca se llena del estruendo de tambores y clarines en una recreación única de la hostilidad que, según los Evangelios, acompañó a Cristo en su camino hacia la crucifixión. Esta manifestación de religiosidad popular es uno de los momentos icónicos de la Pasión conquense, capaz de emocionar tanto a propios como a extraños.
Un legado vivo que sigue creciendo.
Finalmente, en la publicación andaluza se subraya la evolución constante de la Semana Santa de Cuenca, destacando la creciente integración de la mujer en las cofradías, tanto en la organización como en la propia procesión. Este avance, fruto de una transformación social sostenida desde finales de los años 80, ha consolidado un modelo inclusivo sin perder la esencia tradicional.
Asimismo, Rodríguez Patiño menciona el creciente interés que despierta nuestra Semana Grande fuera de la provincia y su capacidad de atracción turística, apoyada en un patrimonio religioso, artístico y cultural excepcional. No en vano, Cuenca, declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1996, encuentra en su Semana Santa una de sus máximas expresiones de identidad.
Cuenca y Sevilla, unidas por la fe y la tradición.
Que una prestigiosa revista sevillana dedique su espacio a la Semana Santa de Cuenca supone un reconocimiento de gran relevancia. Sevilla, considerada por muchos la capital mundial de la Semana Santa, ha vuelto su mirada a una efeméride que, aunque diferente en sus formas, comparte con la hispalense la devoción, la pasión y el amor por la tradición nazarena. Un lazo que refuerza su importancia en el panorama cofrade nacional e internacional. Un reconocimiento que no solo ensalza la grandeza de la Pascua conquense, sino que refuerza la necesidad de seguir protegiendo y difundiendo este legado centenario, que cada año emociona a miles de visitantes. Como bien concluye el artículo de Ana Belén Rodríguez Patiño, «Cuenca respira Semana Santa por todos sus poros, y así seguirá siendo con el crédito que ofrece el haber sobrevivido con salud a los avatares de la historia«.