Miguel Romero Saiz, agazapado detrás de un currículo que al lector le llevaría tiempo en leer, presentaba en Jábaga su nuevo libro, “Fuentenava de Jábaga a golpe de Historia” al tiempo que, según la programación, María de la Almudena Serrano Mota iba a presentar el suyo: “Fuentenava de Jábaga, historia de sus pueblos”. No pudo ser porque casi, a la misma hora, en el Archivo Histórico que ella dirige, Juan Carlos Guisado y María José Bernárdez pronunciaban la conferencia “Minas romanas de lapis specularis de Cuenca” con lo que, la presentación, quedaba huérfana en cuanto a la presencia de Almudena que, al no poder estar físicamente, había entregado a la organización un escrito resumen de su libro que, José Luis Muñoz Martínez, presentador del acto, leyó cuando el reloj marcaba las 20 horas.
Ambos libros están editados por el Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial con ilustraciones, en acuarela, de Enrique F. Atienza.
Como apunta Miguel en el preludio, “Fuentenava de Jábaga a golpe de historia” es un libro hecho de corre prisas porque se ha tratado de un trabajo encargado casi por un tropezón a la vuelta de la esquina y ya, que estabas por ahí, pues ¿podrías hacerlo…?
Miguel Romero lo ha hecho citando, por la bibliografía usada, a Almudena Serrano y a otros profesionales, como Julián Recuenco, que han estudiado la historia de este territorio porque “cada historiador recibe, de los demás, el impulso necesario para poder configurar su apuesta, reconociendo por ello el valor que la historia tiene como ciencia” dijo Miguel. “Ahondar en la historia no es fácil cuando las huellas arqueológicas no nos permiten corroborar su apuesta fiel y, aun así, la leyenda y la historia suelen entrecruzarse para potenciar factores de apoyo”.
En la introducción hace referencia a Lobetum, más adelante se detiene en la romanización y zona de paso por la calzada romana que unía Segóbriga con la Serranía para seguir comentando aspectos de la minería, de las ferrerías, del lápis, las vías de comunicación…
“La dependencia de Cuenca”, escribe Miguel, “configuró a nuestros pueblos de un status de dependencia, dada la cercanía, por lo que no se elevaron torres o construcciones de defensa quedando establecidas, en el Fuero de Cuenca, las ordenanzas de cada una de las aldeas”.
Hay referencia, cómo no, al Alfoz de Cuenca, a la presencia en Jábaga de Pedro I el Cruel y al llamado “Perdón a Cuenca” y, tras repasar otros momentos históricos, hace parada en la Edad Contemporánea para citar trabajos como el Catastro de Ensenada, estudios de Torres Mena o el diccionario de Madoz con los que aparecen el tipo de terreno, el de producción, la ganadería, profesiones entre las que destacan escribanos, paleros, herreros, tejedores, el número de vecinos y de almas que viven en nuestros pueblos…
“Lo que vamos a encontrar en este libro”, dice Miguel, es una primera parte que nos va contando una historia, datos, pinceladas de cada una de las localidades del municipio. Hablo de los despoblados, de cómo se estructura la historia de una localidad partiendo del origen hasta los momentos actuales. Desde los primitivos habitantes, si es que los hubo, e iremos avanzando en la Edad Media, la Edad Moderna que es cuando se construyen la mayor parte de las iglesias, cuando se vuelca la gente en la religiosidad, en el arte para llegar a la última que es la Contemporánea, la más próxima”.
La historia, en estos territorios, es la misma como idéntica es la época de repoblación con similitud de arquitecturas religiosas y de problemas que acechaban a todos por igual comentaba, Miguel, al tiempo que avanzaba la segunda parte “que dedicamos al 50 Aniversario de la Fundación del Municipio en el que, los Reyes de España, han aceptado ser los padrinos de honor”. Luego hay mucha infografía y datos de lo que, a pesar de la pandemia, se ha hecho en Jábaga.
A partir de aquí, la presentación se convirtió en una especie de entrevista, abierta en canal, ahondando sobre los temas que Miguel Romero incluía en su nuevo libro: la ruta del lapis specularis con cuevas como La Condenada de Osa de la Vega, explotaciones en las zonas cercanas a Segóbriga, el “Perdón de Cuenca” gracias a Blanca (la esposa de Pedro I el Cruel), la sociedad medieval y la ropa que identificaba y discriminaba a judías, musulmanas o prostitutas obligándolas a llevar un determinado atuendo, las restricciones de Trento, las de la Inquisición, el papel de la mujer, la Vera Cruz en nuestra zona etc. hasta llegar a una cerrada y larga ovación porque, tratar estos temas, con Miguel Romero, es un auténtico placer.
La Historia como un cuento
Tocaba el turno a la presentación del libro de Mª de la Almudena Serrano Mota: “Fuentenava de Jábaga, historia de sus pueblos”, presentación que tuvo que ser leída sobre textos enviados por la propia autora en los que lamenta la pérdida de documentación de los Archivos Municipales de estos lugares. “Jábaga es el pueblo del que más documentación se ha conservado. Sin embargo, esto no es óbice para poder plasmar algunos hechos relativos a diferentes aspectos compartidos por estos pueblos, como fueron y son los montes, siempre fundamentales en esta zona, los trabajos realizados, la convivencia social, la presencia de la mujer en determinados trabajos, las enfermedades, la limpieza e higiene, los médicos y cirujanos, hospitales, los niños y niñas expósitos, las obras y urbanismo, los caminos, la agricultura, el agua y sus problemas… En definitiva, el discurrir de la vida en sociedad.
La agricultura, la ganadería y los aprovechamientos forestales sin duda, fueron el fundamento de la existencia de estos pueblos, como base de su subsistencia. Por otro lado, una institución que coadyuvó a paliar la necesidad del alimento básico por excelencia, el pan, fueron los Pósitos como almacenes de cereales que tienen en España una tradición que se remonta a finales del siglo XV. Los Pósitos existieron en todos los pueblos, con el fin de poder repartir y prestar a los vecinos en épocas de escasez por malas cosechas, derivadas éstas de períodos prolongados de sequías, pedriscos o fuertes lluvias, enfermedades o plagas.
En el capítulo de la Sanidad, tan básica como fue, se tuvo una asistencia sanitaria que contó con médicos y cirujanos hecho que, nuevamente, requirió la cooperación de los ayuntamientos. Muy relacionado con la buena salud, sin duda, estuvo la limpieza de calles, algo que, si no se resolvía, provocaba molestias y problemas de insalubridad. Por tanto, los ayuntamientos fueron tomando medidas a lo largo de los siglos, a través de ordenanzas y bandos.
Las enfermedades y epidemias han sido definidas en algún momento como las grandes asesinas de la Historia. En siglos en que la vida humana era extremadamente frágil, básicamente en la etapa de la infancia, la muerte era una realidad que estaba muy presente, siendo la esperanza de vida muy corta. La peste, la viruela, el sarampión, el cólera, el tifus o la gripe fueron apareciendo a lo largo de la Historia, causando verdadero terror en la población.
Otro asunto incluido en esta obra es el de los hospitales aunque, éstos, en realidad, estaban destinados, como el de Sotoca, para recojerse de noche los pobres pasajeros, los casos de malos tratos, los castigos, el trabajo de la mujer rural que, además de dedicarse al cuidado de los hijos y de la casa, también dedicaban su tiempo a la ayuda en las tareas agrícolas.
En el importantísimo capítulo de la Educación contamos con algunos datos de las Escuelas y maestros y maestras que durante años se encargaron de enseñar a niños y niñas. Todos ellos son mencionados en este pequeño libro.
Un asunto muy delicado y doloroso fue el abandono de niños, conocidos éstos como niños expósitos, durante los siglos XVIII a XIX, que está documentado en el territorio que comprende la actual provincia de Cuenca, y que fue frecuente, si nos atenemos a los datos que nos ofrece la documentación, igual que sucedió en otros lugares y países de Europa. Otro era, y es el Correo. Así, en el pueblo de Jábaga, en la sesión de 17 de mayo de 1874, se sirvieron acordar el hacer buzón en la sala del Ayuntamiento para las cartas que haya que hechar al correo y demás correspondencia oficial en dicha sala.
Conclusión
En estas breves páginas he pretendido aportar diversa información que he considerado relevante acerca del devenir histórico de los pueblos que conforman en la actualidad Fuentenava de Jábaga. Con su lectura, se podrá comprender el esfuerzo que todos los ayuntamientos, vecinos y vecinas han tenido que hacer a lo largo de la Historia para llegar hasta hoy.
No debemos olvidar los siglos pasados porque son nuestras familias las que nos han traído hasta aquí, y conocer aquella Historia es nuestro deber.
Espero que disfruten de estas páginas que no dejan de ser un homenaje a las personas que en estos lugares vivieron y trabajaron, siempre en la idea de mejorar su vida y dejar un futuro mejor a los demás”.