La extrema sequía que padece Entrepeñas tiene sus consecuencias más allá del turismo que genera a la zona. Desde hace tres meses ha dejado atrapadas a dos ovejas en un islote sin sombra y con apenas unas hierbas para comer.
Lo cuenta El Mundo en su edición digital. Cada fin de semana, Enrique sale a pescar con su lancha. Sin embargo, sus pequeñas escapadas han tenido, los últimos meses, dos curiosas acompañantes. Son dos ovejas que avista desde la lejanía. Solas, abandonadas a su suerte en un pequeño islote que se formó en una subida de caudal.
Ni una pequeña sombra en ese pequeño terreno de tierra. Apenas unos hierbajos con los que poder alimentarse. Y, después de todo este tiempo, sin siquiera fuerzas para moverse de la orilla en la que han encontrado su sitio. En ese rincón alivian el sofocante calor gracias al frescor que desprende el agua.
La primera vez que Enrique avistó a los animales, «hará casi tres meses», todavía se movían. Ahora, contempla desolado como las dos involuntarias habitantes de esa isla mínima en medio del embalse de Entrepeñas, en la provincia de Guadalajara, yacen inertes. El vecino, impotente, no puede ayudar a esas ovejas debido a su gran tamaño y a las condiciones en las que se encuentran, después de más de dos meses. «Mi mujer, mi yerno, mi hijo, todos han llamado varias veces a la Guardia Civil, y los agentes han hecho oído sordos y han prometido devolver las llamadas, pero nunca lo han hecho», cuenta, y apunta: «Nos han llegado a decir que las ovejas estaban ahí para limpiar la isla».
El vecino, impotente tal y como cuenta El Mundo, no puede ayudar a esas ovejas debido a su gran tamaño y a las condiciones en las que se encuentran, después de más de dos meses. «Mi mujer, mi yerno, mi hijo, todos han llamado varias veces a la Guardia Civil, y los agentes han hecho oído sordos y han prometido devolver las llamadas, pero nunca lo han hecho», cuenta, y apunta: «Nos han llegado a decir que las ovejas estaban ahí para limpiar la isla».
El diario de Unidad Editorial se ha puesto en contacto con Javier García Llorente, agente medioambiental de la comarca del Sacedón, que se ha mostrado preocupado por el estado de los dos animales abandonados y se dirige a la isla para evaluar la situación. El siguiente paso es proceder a la identificación de las ovejas para determinar quién es el dueño, posiblemente el pastor de la zona, según García Llorente. Después, informará a la Guardia Civil.
En su opinión, es improbable que haya consecuencias penales para el pastor. «Se quedará en una sanción administrativa en forma de una cuantía económica, o incluso, supondrá la pérdida de un porcentaje de la subvención con la que suelen contar los pastores con ganado ovino», explica.