Dos conquenses al Erg Chebbi, la puerta del Sáhara
Luis Lapeña, y Manuel Sanz, han decidido cambiar de aires en estos primeros días del recién estrenado mes de diciembre pasando, del que respiramos aquí, en Cuenca, a los aires que corren por el Erg Chebbi, también conocido como la puerta del Sáhara. Erg, campos de arena de formas y extensión muy variable, en el que se combinan diversos tipos de dunas relativamente organizadas. Una especie de mar de arena constituido por un conjunto complejo de dunas, que puede ocupar decenas de miles de kilómetros cuadrados: un tapiz geomorfológico en el que, Manolo Plaza, puso sus ojos y su buen hacer para instalar, por ahí, su empresa Plazaventura con la que pone al límite al más “pintao” de los conductores que, bajo sus órdenes, -los vehículos llevan un sistema para recibir los audios, las órdenes de Manolo Plaza-, llegan a superar hasta la gran duna de unos 150 metros de altitud.
Después de 5 horas, de Cuenca a Almería, hemos amanecido esta mañana en la ciudad andaluza y, bien tempranito, a las 9, ya en el puerto, hemos embarcado los coches y, tras un viaje de siete horas de travesía, estamos en Nador, la ciudad del Rif a unos 15 kilómetros del sur de Melilla y a las orillas de lo que se llama Mar Chica: una especie de laguna litoral, dice Manuel Sanz recién llegado a esta ciudad que comenzó a desarrollarse a partir del siglo XVIII, cuando fue fundada como una pequeña aldea de pescadores, aunque serían los españoles los que llegaron para convertir a Nador en la ciudad más importante de la provincia hasta los años sesenta en que comenzaron a regresar a España debido a la independencia de Marruecos en el año 1956. A partir de ahí, la ciudad ha experimentado un rápido crecimiento gracias en gran parte a su ubicación en la costa del Mediterráneo y a su puerto, que se ha convertido en un importante centro comercial y de transporte.
La programación habitual de Plazaventura incluye la visita de Midelt, a 1.500 metros de altitud, punto de partida para emprender la travesía del Alto Atlas, Erfoud, con el mayor oasis de Marruecos y, por fin, Erg Chebbi con una longitud de 22 km y 5 de anchura, con dunas de 150 m.
Regresamos a Nador, cuya población se duplica en verano con la llegada de emigrantes rifeños. Una ciudad dedicada al comercio, la agricultura, la pesca y a una incipiente industria a la que acaban de llegar Luis y Manuel: vamos a cenar y a descansar. Ha habido suerte con las aduanas y los pasaportes y todo el grupo estamos preparados para mañana en la que iniciaremos la travesía y la aventura del desierto del Sahara.
Impresiona entrar en Nador y encontrarte en otro mundo, en otro mundo. El tráfico es un poco caótico, la ciudad tiene una estructura lineal, a lo largo de la costa, los niños corren y cruzan la carretera por donde quieren… bueno, es Marruecos y aquí, en Nador, la calle huele a pollo frito o algo así. A carne de cordero a la brasa así que, vamos a descansar, a cenar y, mañana, será otro día, comenta Manuel Sanz pensando ya en el viaje que les llevará al desierto de Erg Chebbi, ubicado al sureste de Marruecos, en proximidad a la frontera con Argelia. La localidad que sirve como puerta de entrada a esta maravilla natural que es Merzouza, cuyo nombre también se utiliza para referirse a esta área conocida como el desierto de Merzouga.