Eugenio Molina Navarro ha elaborado un trabajo de tesis en el Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá, dirigido por los doctores Silvia Martínez y Antonio Sastre, con el objetivo de caracterizar el Limnoembalse de Pareja, un nuevo tipo de infraestructura hidráulica que se construyó con el objetivo de mantener una lámina de agua constante y así mitigar los impactos ambientales y socioeconómicos del embalse de Entrepeñas, y evaluar su viabilidad ambiental desde el punto de vista hidrológico y ecológico.
Alrededor de hace 60 años se inauguró el embalse de Entrepeñas, situado en Alcarria baja de Guadalajara, en el cauce del río Tajo. Dicho embalse creó un paisaje único, que captó la atención del turismo recreativo, atrayendo a su entorno, en los años 70, áreas residenciales, vacacionales y negocios náuticos. Pero, una década después, el régimen hidrológico de la cabecera del río Tajo empezó a transformarse, pasando de una aportación de 1518 Hm3 entre 1959 y 1980 a 700Hm3 entre 1980 y 2014. La situación, ya de por sí desfavorable para el medio ambiente, se vio agravada por la construcción del acueducto Tajo-Segura, el cual se cimentó a partir de estadísticas de aportación anual del periodo 1913 a 1960.

Eugenio Molina-Navarro,
En una zona inundable expropiada, parte del embalse de Entrepeñas, se levantó el limnoembalse, una infraestructura hidráulica que mantiene una lámina de agua constante. Su proyecto de construcción no evaluó la sostenibilidad ambiental de forma previa, dejando sin respuesta varias incertidumbres acerca de si era sostenible o no desde el punto de vista medioambiental.
Eugenio Molina, con su trabajo en la Universidad de Alcalá, quiso dar respuesta a esas incertidumbres, que se resumían en sostenibilidad: calidad y cantidad. Además de su contenido, la tesis ha supuesto varios logros científicos, partiendo del hecho de haber publicado nueve artículos, siete en revistas internacionales. Un nuevo artículo recientemente publicado en la revista Lakes & Reservoirs: Research & Management resume e integra los hallazgos anteriores.
Sostenibilidad: calidad y cantidad
En relación con la disponibilidad del agua en la cuenca, el estudio de Molina asegura que no es la suficiente para que el limnoembalse mantenga un nivel constate. Desde 2008, ha sido notable la sequía del río Ompólveda, el cual no suministra la suficiente agua a la infraestructura, quedando el inoperativa la escalera de peces que hace las veces de aliviadero. Para llegar a dicha afirmación, se realizaron una serie de simulaciones para evaluar los efectos del cambio climático y las previsiones no son buenas: el nivel seguirá descendiendo, lo que implicaría que en el limnoembalse se podría desarrollar una franja árida, justo uno de los impactos que se pretendía mitigar. Es decir, la sostenibilidad hidrológica del limnoembalse no está garantizada.
En la actualidad, el agua si presenta la calidad para satisfacer las demandas ambientales y recreativas en relación con los estándares recogidos por la legislación. No obstante, las simulaciones realizadas por Molina prevén deterioro en sus condiciones, en parte por el empeoramiento de la situación hidrológica.
Por último, no existen riegos de aterramiento. Molina ha constatado que la tasa de sedimentacióno anual es de solo un 0,3%, por lo que no afecta a la sostenibilidad ambiental del embalse.
En definitiva, el estudio de Molina refleja que el limnoembalse es una medida “muy apropiada para mitigar los impactos negativos de grandes embalses, creando además posibilidades recreativas y espacios ambientales relevantes”. Sin embargo, su estudio también ha revelado ciertas cuestiones, concretamente relacionadas con la sostenibilidad hidrológica, que se verán agravadas en un futuro. Un futuro condicionado por el cambio climático.

