Vídeo reportaje. El Salto de Poveda y la Laguna de Taravilla
La ruta del mimbre, coloreada a estas alturas del otoño, en Cañamares, nos acerca a Puente de Vadillos, donde arranca la Hoz de Beteta y, por Beteta, y Cueva del Hierro, pasamos el límite provincial a tierras de Guadalajara hasta Poveda de la Sierra: un núcleo de población, con 105 habitantes que, hasta el siglo XII, perteneció al Común de Villa y Tierra de Cuenca, rigiéndose por su fuero, pasando después a pertenecer al Sexmo de la Sierra del Señorío de Molina bajo el control de la Diócesis de Cuenca, quedando asignada durante la reforma territorial del siglo XIX, a la provincia de Guadalajara.
La CM-210 serpentea, cuesta abajo, por la Hoz labrada por el Arroyo de ese nombre, el de la Hoz, y ya, en el puente sobre el Tajo, de aguas verdes y limos, abrimos la puerta del sendero de largo recorrido, el GR 113, identificado en el topográfico como Camino Natural del Tajo, porque nos va a llevar, pasadas las Casas del salto, al puntal del cerro del Quejigar, a unos 1.200 m de altitud quedando, frente a nosotros, esa loma que esconde a la Lagua de Taravilla, ubicada en el paraje La Laguna, a los pies del Carrascal.
¿Qué decir de esta laguna de Taravilla? Pues que, aunque a ella desembocan dos arroyos, se trata de una laguna endorreica, llena de leyendas, alimentada por las aguas subterráneas que se formó –al parecer- por el hundimiento de la capa caliza superior que, como todas estas lagunas, de tipología cárstica, escondía debajo de ese suelo, del tapiz vegetal, una capa freática que, a lo largo de miles de años, hizo su trabajo y muy bien, creando esa cubeta.
La laguna, el agua sobrante que se despeña por su pared tobácea, va al Tajo cuyas aguas van al encuentro ladrón de este dique, construido para levantar una central hidroeléctrica que nunca se hizo por problemas de filtraciones. Pero la presa se quedó, las filtraciones fueron aumentando y, el agua, se encargó de lo demás facilitando la precipitación del carbonato cálcico, disuelto, que ha originado una espectacular toba calcárea naturalizada, repito, naturalizada por el mismo río Tajo, mimetizada en este Salto de Poveda que, ahora sí, tenemos que decir que está en peligro por la extinción de derechos, sobre centrales hidroeléctricas, -por la finalización de concesiones- que abre un boquete, otra cascada, como es el proceso de desmantelamiento de estas obras para que, los ríos, vuelvan a su estado natural antes de la acción de la mano del hombre y, para que los peces, puedan subir y bajar, cosa difícil en algunos tramos del curso alto del Tajo. ¿Ejemplos?, en Zaorejas, Peralejos de las Truchas y el Salto de Poveda de la Sierra, por ahora, solo para tus ojos
