El concierto de la Unidad de Música de la Dirección de Acuartelamiento del Ejército de Tierra dio la nota en la Abadía de Jábaga
“Esto va a pasar a la historia, seguro”, decía al final del concierto Florencio Serrano que fue concejal de este Ayuntamiento, la pasada legislatura, y uno de los últimos niños en asistir a aquélla escuela que se cerró en Jábaga hace 50 años, aunque reabierta este último curso.
50 años son muchos aunque, si miramos más atrás, lo que hoy llaman desafortunadamente la España Vaciada, era un conjunto de pueblos en los que, sus habitantes, los que vivían el día a día, eran como de una misma familia ganándose el chusco con la vertedera, las merinas, la granja familiar de gallinas, conejos y cerdos y todo lo que daba el monte. Desde gamones y mielgas hasta la leña que se consumía en aquellos duros inviernos en los que la nieve duraba más que la primavera y el verano juntos.
Esto va a pasar a la historia, sí, porque en Fuentenava de Jábaga, en Jábaga concretamente, se acaba de subir un peldaño más en esa escalera invisible que va marcando cotas, límites, como las crecidas de los ríos, a la espera de una sorpresa mayor que puede que ocurra en esta legislatura. Ya veremos porque, lo visto, al final del concierto, invita a plagiar a Lorca en eso de que no puedo decir, publicar, porque así lo prometí, las cosas, imágenes, que ella, alguien que ha visitado Cuenca en varias ocasiones, me dijo.
No estaban todos pero, como dijo un día el recordado Rafael Núñez, locutor de Radio Nacional de España en Cuenca, estaban los que son y los que quieren ser bajo los paraguas del alcalde de Fuentenava de Jábaga, José Luis Chamón, y del subdelegado de Defensa, Fernando Antón. Estaba el General de Brigada, Jesús Arenas, el presidente de la Diputación Álvaro Martínez Chana, la subdelegada del Gobierno, Mari Luz Fernández, el Jefe de la Comandancia Fernando Montes, la delegada provincial de Bienestar Social Amelia López, la coordinadora cultural de la Junta, Yolanda Rozalén, concejales de Fuentenava de Jábaga, alcaldes del área metropolitana de Cuenca (Arcas, Villar de Olalla, Chillarón…), alcalde de Tragacete, Diego Yuste, alcaldesa de San Clemente, Charo Sevillano y todo el pueblo ocupando asientos en ese patio de butacas que recordaba el de un cine de verano en el que no faltaban caras conocidas como las del jefe de bomberos de Cuenca, Pablo Muñoz, el cirujano Amador Jiménez, el presidente provincial de Cruz Roja, Pedro Roca, el cronista oficial de Cuenca, Miguel Romero, que ya tiene el libro preparado sobre la historia de los pueblos de Fuentenava de Jábaga y, cómo no, Carlos del Pozo rodeado de muy buenos amigos que cedió el escenario para que el concierto tuviera lugar a la misma entrada de la Abadía, con rumor de agua para los asistentes de la primera fila dada la cercanía de la fuente del peregrino que, curiosamente, impedía ver la actuación del grupo de saxos. Al otro lado, a la izquierda del director, se situaba la madera, los clarinetes, que se mezclaban con el oboe casi en el centro hasta completar la instrumentación con el metal: trombones, trompetas y percusión incluías las castañuelas.
Fue un éxito, sí, desde la primera pieza, “Agüero”, hasta el bis anunciado por el director de la Unidad de Música, el conquense Andrés Jiménez, que no fue otro que “La Banderita” de la zarzuela Las Corsarias. Un tema que no suele faltar en este tipo de conciertos y que, la gente, cantó o tarareó como pudo.
Unidad de Música de la Dirección de Acuartelamiento del Ejército de Tierra
Director: Capitán Andrés Jiménez
