El Sargal, escenario perfecto para uno de los partidazos que regalaba la Liga Sacyr Asobal. Por un lado, el Incarlopsa Cuenca con todas sus piezas disponibles, vencedor de su último duelo y caracterizado por su buena defensa. En frente, Recoletas Atlético Valladolid, uno de los equipos más en forma de la competición y profesional en ponerle revivir la llama de cualquier partido que parecía estar apagado.
La primera bola era para el Incarlopsa Cuenca y su rival plantó una defensa 5-1, marcando al central (en este caso Pablo Simonet). Dicha decisión tomada por el técnico de los azulones tuvo resultado a corto plazo mas, según pasaban los minutos, la decisión trajo negras consecuencias para su equipo. Cabe destacar que, en los primeros movimientos, el equipo conquense no dejo aprovechar a su rival cada situación en la que estaba en superioridad. Sin ir más lejos, en los primeros cuatro minutos, dos de ellos los pasaron con un jugador menos, no fueron capaces de batir la meta de Leo Maciel. Tanto en defensa como en ataque, los comandados por Lidio Jiménez demostraron seriedad y fuerza como principales baluartes. Con Lucas Moscariello como fortín pocas eran las jugadas que veía portería de parte de los castellanoleoneses.
El partido parecía romperse cuando Nacho Moya actuó como el más listo de la clase, ejecutando un contraataque que dejaba a su equipo cinco goles por encima del marcador. Simultáneamente, la reacción del técnico vallisoletano fue solicitar el tiempo muerto. En este punto del partido, los rojillos demostraban un gran juego en todas sus líneas, tanto en defensa como en ataque. La diferencia que era de cinco goles no sufrió modificación hasta entrar en el tercio final del primer tiempo. No obstante, a pesar de que Recoletas Atlético Valladolid intentaba de todas las maneras irse al vestuario con la soga lo menos apretada al cuello no lograron su meta y migraron cuatro goles por detrás (14-10)
La segunda mitad del encuentro empezó con un juego muy igualado. En el séptimo minuto de juego, el Incarlopsa Cuenca lograba su decimo noveno gol en el marcador. Tuvieron que pasar más de diez minutos para que su marcador no se modifique. En ese tramo de tiempo no hubo otra cosa que precipitaciones y malas acciones para los conquenses, aprovechadas de la mejor forma por lo azules. Un parcial 0-4 puso la igualdad en el marcador y el miedo sobre los locales que atravesaban su peor momento del partido.
Cuando las fuerzas empezaban a faltar, fue Thiago Alves Ponciano quien, con dos goles y una exclusión provocada al rival, dio aire a su equipo que parecía ahogarse con su propia soga. En este momento del partido, parecía una batalla con la igualdad máxima como característica. Sin embargo, a los de Lidio Jiménez se le pusieron las cosas de cara al contar con un jugador más en los últimos dos minutos. Primero Colo´ Vainstein y luego Fede Pizarro sentenciaron el partido para dejar los dos puntos en casa en un partido no apto para cardiacos (26-25).
Por Nahuel Briscek