En estos días nos hemos enterado de que la Junta niega a Quantum Minería el permiso para la explotación de monacita en la zona del Permiso de Investigación “Matamulas”, en los términos de Torrenueva y Torre de Juan Abad. También hemos sabido, por otras fuentes, que la empresa minera alega que “la Junta consideró apta para la minería la zona de las tierras raras”. Y es cierto, que si la administración autoriza la realización de actividades de investigación minera, y luego las prohíbe, la sensación de las empresas es de indefensión legal: la empresa ha invertido un capital importante en poner de manifiesto la presencia del mineral en la zona, y el mineral está ahí, y no en otra parte. No valen los argumentos hipócritas (no se pueden llamar de otra forma) de que sí, yo tengo móvil, ordenador, coche…, pero las materias primas con las que se fabrican, que las exploten en otro pueblo o en otro país en que sean más pobres y no protesten. Este es un condicionante fundamental de la minería: el mineral solamente puede explotarse allí donde está, no en el pueblo de al lado.
Pero volvamos al planteamiento inicial: la empresa solicita el permiso para explotar, y se le deniega. Bien, entonces ¿qué ocurre? ¿Se olvida del capital invertido en la investigación para la que tenía autorización? ¿Cesa en su permiso para realizar actividad minera en la zona? Hay que recordar que eso implica que los terrenos investigados por esta empresa vuelven a estar en disposición de “franco y registrable”, término gerencial minero que implica que cualquier otra empresa puede solicitar un nuevo permiso de investigación, o de explotación. Es normal ¿verdad? Si alguien sabe que en un sitio hay algo valioso, tendrá la tentación de buscarlo, máxime cuando ya está encontrado y se sabe de su valor. La nueva empresa vendrá con otros o parecidos planteamientos, sabiendo que el problema es por un lado la contestación social, y por otro, los conejos. Problemas ambos que, con mayor o menor gasto, se pueden solucionar, o intentarlo, y en caso de que no se pueda, aún podrán tener sus oportunidades empresas que crean posible encontrar la forma de sortear los obstáculos planteados.
El problema, por tanto, que se intenta solucionar con la denegación del permiso, no tiene solución tan sencilla.
Aquí sólo hay un problema: Que la Jefatura de Minas de Ciudad Real y la Escuela de Minas de Almadén han estado acostumbrados a hacer y deshacer a sus anchas durante lustros, sin que nadie diga nada. Y resulta que la provincia de Ciudad Real no es un Virreinato. Total, que entiende que si le dan un permiso de exploración, automáticamente le tienen que conceder el de explotación. Probablemente es a eso a lo que están acostumbrados….desde la época de los virreinatos
Pero senior Higueras…ud.de verdad se cree lo que dice????
El problema social y los conejos?????? Qué amenaza velada esconden sus palabras hacia la Junta????
Señor Higueras, todo un profesor de universidad,lo creíamos más listo!!!!!!
Toda inversión conlleva un riesgo. Y a veces se gana dinero y a veces se pierde. De todas formas el IGEA no pierde nada, ya sabemos que ha ganado mucho dinero con Quantum. Pero no sabemos cuánto dejará de ganar en el hipotético caso de que no le concedan la explotación.
Vaya !!! La empresa ha hecho una inversión en investigación con la intención de obtener muchísima rentabilidad y puede que no obtenga nada,. Este Sr.que ha realizado informes para la empresa que va a decir hecha balones fuera, toda empresa tiene que asumir debacles y malas inversiones, si no se cumple requisitos, no se cumplen, si hay argumentos incuestionable pues «ajo y agua». La sociedad evoluciona y toma conciencia de lo que supone la biodiversidad, la salud y la importancia de la forma de vida sostenible.Y en el futuro quien sabe … igual devuelve lo cobrado para que la pobre empresa no pierda tanto, ni la UCLM que para dar veracidad a la empresa y su presidente (o como se denomine) vendió una cátedra de empresa y su credibilidad con ella, ( al menos es mi opinión).
Señor Higueras. El problema no son los conejos. Estos conejos viven en un entorno único para el águila imperial ibérica, para el lince, se encuentra entre dos zonas ZEPA, y puede cambiar el modo de vida a miles de personas. También tenemos los informes hechos por científicos de prestigio internacional donde se habla de la afección a la salud y la acumulación de tierras raras en el organismo. ¿ Estos temas según usted se arreglan a golpe de talonario? Señor Higueras como ser humano me da pena.
Sr. Higueras, catedrático de universidad : Su opinión, la de usted, publicada el 1 de junio de 2017, en el Liberal de Castilla,
aunque corta, no tiene desperdicio; pero es confusa, e imprecisa para quedar impresa, así, sin más.
Con todo respeto:
¿«Pr»etende usted hacernos creer que la concesión de un permiso de investigación en una zona es análogo, en la práctica, a la concesión del permiso de explotación de una mina?. «N»o «d»ebiera usted, con todo el respeto, claro, hacernos ver este asunto con tal sesgo, pues eso equivaldría a que usted tendría que conceder los aprobados en su asignatura a todos los que se matriculasen en ella, habida cuenta de que la matriculación les ha supuesto un gasto. ¿Inversión, diría usted?
«E»n «u»na mina de Tierras Raras, a cielo abierto, como la que se pretende explotar, poniendo en peligro serio a un ecosistema equilibrado y sin recursos hídricos que malgastar, se produciría una aberracion cultural, tanto si lo dice o no «Agamenón o su porquero».
«Y», con todo el respeto, para acabar:
«La» alusión falaz y velada que usted hace a la hipocresía de los lugareños no me parece tolerable . En primer lugar, si ser Tierras Raras, como usted sabe muy bien, no quiere decir ser excasas, ¿por qué nadie las quiere cerca?. Por favor, no haga cargar con la «hipocresía de todo el mundo» a unas personas que, apreciando en lo que valen el «praseodimio», el «neodimio», el «europio», el «ytrío» y el «lantano» lo único que desean es que no se les esquilme, ni se les despoje de su identidad, ni, como diría un buen amigo, perder el silencio.