Con el nombre de solsticio de verano nos referimos a ese momento en el que el sol se encuentra sobre uno de los dos trópicos de la esfera terrestre; hecho que ocurre, desde la noche de la Creación, durante los días 21-22 del mes de junio y en esas mismas fechas del mes de diciembre. Los hombres de ciencia le llaman de Cáncer al primero y de Capricornio al segundo de ellos. Nosotros, las gentes de a pie, les llamamos respectivamente de Verano y de Invierno.
En el solsticio de Verano los días son más largos que las noches, mientras que en el de Invierno ocurre lo contrario. Este fenómeno natural se sucede sin que apenas nos demos cuenta; el cambio es paulatino, con la diferencia de un minuto, más o menos, cada día; y así un día y otro, sin que a través de la larguísima historia del mundo, se haya producido un solo error en el funcionamiento del reloj de los tiempos. En un empeño innecesario, no han faltado cursis de última hora que intentaron borrar el tiempo de Navidad en un empeño antihistoria y antitodo por borrar su significado en la vida del hombre, y poner en su lugar el apelativo de Solsticio de Invierno a aquellas entrañables fiestas en las que la humanidad, creyentes o no, celebramos algo muy distinto. A ese respecto tengo la triste experiencia, en las Navidades del 2015, de un “amigo de Factbook” que respondió a mi felicitación navideña con un “Feliz Solsticio de Invierno”. Hasta ahí llega la estupidez humana. Ni qué decir que el aludido, cuyo nombre me reservo, desapareció al momento de mi lista de amigos. Hasta ahí llega la estupidez humana.
Al margen de estas cosas, y de otras por el estilo que a veces nos suelen suceder, los sorprendentes calores con los que el tiempo nos regala estas mañanas y estas tardes de junio, invitan a pensar en algo mejor. El pasado fin de semana viajamos al pueblo, donde todo es diferente; el verano en esta dura Castilla de nuestros amores y de nuestros pecados, es más benévolo allí que en las tierras llanas donde nuestros ancestros decidieron fundar las ciudades. Os deseo lo mejor. Cuando os marchéis al pueblo, si es que lo hacéis, llevaos un libro.