Se ha celebrado en la Villa Ducal de Pastrana un Congreso sobre la figura de Fray Pedro González de Mendoza (1571-1639), convocado a propósito del 450 aniversario de su nacimiento. La historiografía ha debatido ampliamente en torno a las fechas, concretamente sobre si vino al mundo en 1570 en Pastrana, o bien en 1571, en Madrid, algo que se ha resuelto cuando se encontró la partida de bautismo, verificada por el profesor Trevor J. Dadson, premio princesa de Éboli a título póstumo en 2021.

Para el alcalde de Pastrana, Luis Fernando Abril, “la historia de Pastrana, de sus personajes, sus leyendas, en combinación con su monumentalidad, arquitectura y tesoros artísticos, es la llave del futuro”. Por eso, “consideramos una necesidad ahondar en las figuras que hicieron de Pastrana lo que es hoy, a la que el Ayuntamiento contribuye en todo lo posible”, añade. En este sentido, el regidor pastranero se congratula de “contar con historiadores de la talla de Esther Alegre Carvajal o Ciriaco Morón, cuyos conocimientos sobre Pastrana solo son superados por el amor que sienten por su tierra. Con ellos, la investigación histórica sobre Pastrana está en las mejores manos”.
Así lo indicaba Fernando Marías, catedrático de Historia en la Universidad Autónoma de Madrid, en la conferencia inaugural del evento. “Fray Pedro de Mendoza, franciscano observante, y con una multitud de cargos eclesiásticos, pero también de carácter político como miembro del consejo de Felipe III, es una de las figura más interesantes del cambio del XVI al XVII por familia, por cargos, por su actividad cultural y religiosa, a la que tendríamos que añadir su activismo arquitectónico y artístico”, señaló.
“Estamos ante un intelectual de hondo calado. Un hombre que escribe, aunque realmente sólo conozcamos un libro suyo. Sin embargo, cuenta con un epistolario personal y pastoral maravilloso, que a buen seguro irá creciendo a medida que avance la investigación sobre su figura”, señala Esther Alegre, directora del Congreso. “Elaborar un concepto intelectual en torno a estos temas era necesario, además de reconocer, también, la labor de Fray Pedro González de Mendoza como patrono de las artes y de las músicas, puesto que en todos los lugares donde estuvo, dejó huella en este sentido”, añade la directora del Congreso.
Precisamente a analizar la figura del III Duque de Pastrana dedicó su conferencia David García Cueto, jefe departamento de pintura italiana y francesa hasta 1800 del Museo Nacional del Prado. “Mi aportación al Congreso ha sido considerar la acción que el sobrino de Fray Pedro González de Mendoza, el III Duque de Pastrana, Ruy Gómez de Silva, ejerció en Roma como embajador del rey Felipe IV, entre los años 1623 y 1626. He propuesto una serie de reflexiones acerca de cómo la experiencia romana de este embajador de la casa de Pastrana pudo influir en las iniciativas que Fray Pedro llevó a cabo en la provincia de Guadalajara, en el desparecido Monasterio de la Salceda, o aquí, en la Colegiata de Pastrana, en el Colegio de San Buenaventura o en el Convento de las Monjas Concepcionistas”, señala.

Para vanessa Cruz, historiadora y profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha, otra de las ponentes de esta mesa de análisis, la de Fray Pedro González de Mendoza es “una figura importantísima, de la que faltan muchos detalles por descubrir, de su acción religiosa, pero también política y cultural”.
Si la segunda mesa de análisis se dedicó a la obra espiritual e intelectual del personaje, la tercera y última mesa de análisis fue el mecenazgo artístico, centrado en Pastrana.
Carlos Martínez Gil, historiador y musicólogo, impartió una interesante conferencia sobre la música que se hizo en tiempo del Fray Pedro, como obispo de Sigüenza. El musicólogo inició su carrera como investigador precisamente en Pastrana, e hizo el catálogo de estos fondos musicales, y, desde su profundo conocimiento destaca “varios volúmenes que se conservan aquí, pero sobre todo dos autóctonos, uno de ellos obra de Pedro Fernández Buch, maestro de capilla de la catedral de Sigüenza en tiempo de Fray Pedro González de Mendoza y otro libro anónimo, que entiendo puede ser obra de Gabriel Fernández, maestro de capilla de la Colegiata entre 1575 y 1623”.