Despoblación es que un día cualquiera llegue un gobierno, decida quitar el tren que pasa por tu pueblo y sientas resignación porque no puedes hacer nada por impedirlo, ya que tienes 85 años, no sabes con certeza cuantas horas van a cuidarte al día siguiente, quien te va a atender si necesitas un médico o quien te va a acompañar en tu soledad. Despoblación es llegar a un pueblo, pasear por sus calles, rodear su iglesia hasta llegar a una puerta cerrada, escuchar el sonido del silencio y encontrarte solo con un gato. Despoblación es ver las persianas bajadas, casas nuevas conviviendo con otras sin tejado, corrales de jaramagos y malas hierbas en medio del núcleo urbano, iglesias con goteras o Patrimonio descuidado. Despoblación es oír doblar las campanas por otro familiar que se fue, acompañarlo hasta el cementerio y ser consciente de que tienes más vecinos allí que en tu calle.
Despoblación es convertir una antigua escuela en un tanatorio. Es mirar hacia atrás y decir que ya se ha intentado todo, es mantenerte inmóvil esperando que alguien resuelva aquello para lo que tú no encuentras solución, es convertir a tu pueblo en el lugar donde solo pasarás unos días al año. Es no tener bar, no tener panadería, no tener tienda, no tener colegio, no tener médico, no tener farmacia, no tener una asociación que ayude a dinamizar la vida diaria de sus vecinos. Despoblación es darlo todo por perdido. Es poner el cartel de “se vende” en tu casa familiar y que nadie la compre por muchos días, meses o años que pasen.
Despoblación es una iglesia vacía con tres vecinos en la misa del Domingo, una carretera regional en las mismas condiciones que un camino de cabras y un pueblo que va desapareciendo poco a poco. Despoblación es que no haya candidatos para una lista electoral, no encontrar los medios necesarios para desarrollar las oportunidades de un territorio, que sea más costoso reformar la casa que tienes en el pueblo, que la de una ciudad. Despoblación es no poder llevar a tu hijo a una guardería, o a clases de inglés o de piano o que la gasolinera o el cajero automático se encuentren a más de treinta kilómetros de tu domicilio. Despoblación es que tu explotación ganadera te haya llevado a la ruina o que tus tierras fructíferas las hayas cedido para que las siembren de placas solares porque no crees ya en la agricultura que nos da de comer a todos. Es restar y perder la esperanza en los pueblos, en las personas, en las oportunidades, en el territorio, en el gobierno.
Despoblación es que te crucifiquen con multas, impuestos y trabas burocráticas y tengas que cerrar tu negocio o tu casa. Es desgobernar y con ello romper el principio de igualdad, libertad y solidaridad, dejando sin amparo a las personas que viven en ese lugar. Despoblación es lamentarse y no actuar. Es negar la identidad rural y desatender a los mayores, detener el tiempo y recibir el futuro sin esperanza. Despoblación es verte obligado a abandonar la tierra que te vio nacer o aquella que elegiste para vivir porque no te puede dar lo que esperas de ella.
Igual que el mapa no es el territorio, el Reto Demográfico es mucho más que despoblación. Cuando se abordan las soluciones desde una perspectiva reduccionista e inexacta es complicado lograr resultados. Sin mujeres, sin humanidad, sin integración, sin las personas mayores, sin apoyo a la población que oscila entre el pueblo y la ciudad, sin ver todo el trabajo que hay por hacer como una oportunidad para emprender y facilitar que así sea, sin contar con las personas y sin un Plan Estratégico de Repoblación jamás se podrá hacer frente a la despoblación.
En la provincia de Cuenca, envejecida y masculinizada, un 33% de municipios tiene menos de 100 habitantes, un 77% menos de 500, un 87% menos de 1.000 y un 97% de los municipios, menos de 5.000. Solo superan esa cifra Motilla del Palancar, Mota del Cuervo, Las Pedroñeras, San Clemente, Quintanar del Rey, Tarancón y Cuenca. ¿Entienden ahora por qué la provincia de Cuenca en su integridad necesita un proyecto de empleo y cooperación para el desarrollo donde abordar la despoblación, en el que las mujeres y los mayores son un eje muy importante? Estos 7 municipios deben ser el espejo en el que se reflejen todos los pueblos de la provincia, deben servir para hacer prosperar a los pueblos más pequeños y establecer una conexión con Madrid y Valencia que les haga crecer a todos, en Empresas, en Comercio, en Industria y también a pequeña escala, en Servicios.
La provincia de Cuenca necesita un abordaje humano, integral y radial además de vertebrador, políticas sociales y de empleo fiables y solventes incorporadas a una estrategia nacional y europea e internacional. La provincia de Cuenca necesita menos populismo y demagogia porque el símbolo “X” no siempre multiplica y el símbolo “+” no puede sumar si no tiene términos con los que hacerlo. La aritmética ya no sirve de nada en Cuenca, solo nos queda lo que podamos hacer entre todos y con un gobierno a la altura de la solvencia en la gestión que se necesita para que las personas y los municipios cuenten.
Opinión de Yolanda Martínez Urbina