Raíces. La ermita de la Virgen del Pilar de Altarejos y vivir en Campillos Sierra
Vídeo reportaje

A Campillos Sierra, con uno de los mejores sabinares del mundo, en su Dehesa, en la comarca de la Serranía Baja de la provincia de Cuenca, hemos llegado dejando
atrás valles como este, el del Guadazaón, la hoz del río Mayor del Molinillo y ya, por la CM-2106, dejando 8 kilómetros atrás, Cañete, hemos llegado por la calle llamada Carretería a la plaza del pueblo, con suelo adoquinado, en la que destacan el abeto, el edificio del ayuntamiento, de dos plantas, una fuente de aguas cristalinas y el bar como bendito centro social polivalente, a cuyas puertas, encontramos a Dolores Jiménez que, cuando emigró a Barcelona, conoció en un baile al que es su marido, José Palma.
Una vida, la de Dolores, que refleja la de muchas de aquellas mujeres, mozas y no mozas que, un lejano día de finales de los 50 y de los años 60, abandonaron pueblos en busca de mejor vida; a servir, como dice ella, aunque después trabajó en un almacén, se casó, llegaron los hijos pero, eso sí, en cuanto podía, otra vez pal pueblo porque, aquí, se bien muy bien.

La mayor parte del reportaje la pasamos en compañía del alcalde, de Andrés Valero, que nos acompañó a todas partes. Hablamos de las fiestas. De las de las cruces de Mayo, de las de San Juan, en Junio, en la que a las seis de la mañana, traen, desde su ermita, a la Virgen del Pilar de Altarejos hasta la iglesia parroquial de La Asunción, de tipo rural, serrano, que verás en el vídeo.
Hablábamos de fiestas porque, si en la mañana de san Juan, la Virgen del Pilar de Altarejos es traída hasta la iglesia, el 20 de Agosto es el día en el que, en romería, es devuelta hasta el santuario construido, excavado en un roquedo de areniscas casi 800 años después de que se mopdelaran las caras de Buendía. Se construyó tras la aparición de la Virgen a un pastor, en 1208.
Teniendo trabajo se vive muy bien en un pueblo como este, Campillos Sierra, dice Andrés. El problema está en las mujeres que no saben qué hacer porque, el hombre, se mueve. Se va al campo, al monte, con el ganado pero, ¿ellas?, y, claro, si se sujeta la mujer, se sujeta al hombre.

Las mujeres…a las mujeres de ahora, en el mundo rural, hay que darles trabajo. Necesitan trabajar porque, antes, en aquellos años 60 del pasado siglo, bastante tenían con llevar la casa y, con ella, todo lo que acarreaba el día a día de niños, de granja familiar y, como decía Dolores, de faenas escardando, segando y trillando luciendo aquellas pamelas que ponían soles a la sombra porque, el sol, era la mujer rural que, ahora mismo, se ha quedado sin cobertura en esta España que llaman vaciada y en la que, si no hay trabajo, ¿qué haces…?

