Pueblos Vivos de Cuenca denuncia la tramitación de una granja de 2.496 cerdos de cebo entre Huete, Villalba del Rey, Portalrubio de Guadamejud, Tinajas y El Valle de Altomira.
La explotación está planteada por una nave, un edificio para usos múltiples y una balsa exterior de almacenamiento de purines, en total abarcan 2.302 m2. El promotor, según la solicitud, es ICPOR Castilla La Mancha, S.L., del grupo Incarlopsa, con domicilio en Tarancón.
Según los ratios técnicos habitualmente utilizados, la macrogranja consumirá 10 millones de litros de agua cada año, producirán 5,4 millones de litros de purín (excrementos mezclados con restos de pienso y productos de limpieza) lo que equivale a 1,6 piscinas olímpicas de purín al año. Se necesitarán 43 hectáreas de tierra de labor para esparcirlos. Además de generar malos olores y moscas el purín vertido en exceso contamina con nitratos tierras y aguas subterráneas.
Estas empresas, señala Pueblos Vivos de Cuenca, deciden instalarse pueblos pequeños y envejecidos, con poca movilización vecinal y sin ordenanzas que restrinjan el vertido de purines. Siguen el modelo conocido como Integración que consiste en arriendar granjas o llegar a un acuerdo con un ganadero local. En este acuerdo la gran empresa integradora proporciona al ganadero local los lechones con 20 kilos, el pienso, la atención veterinaria y tiene el compromiso de recogerlos cuando pesen unos 100 kilos. Mientra que el ganadero local pone las instalaciones (es el que se hipoteca), la poca mano de obra necesaria, asumen la gestión de los purines y de los cadáveres de las bajas.
En resumen: la gran empresa integradora se queda con el producto (la carne) y deja al pequeño ganadero local con el «marrón» de los purines, que primero se depositan en la balsa y luego son esparcidos en tierras cercanas.