El presidente de la Diputación Provincial de Cuenca, Benjamín Prieto, ha abogado por preservar y mantener las tradiciones como parte fundamental de la historia de nuestros pueblos, nuestra historia. Y lo ha hecho, precisamente, mientras compartía este miércoles con los vecinos de Canalejas de Arroyo los tres principales actos del Día Grande de sus Fiestas Patronales en honor de San Mamés: la Misa Mayor, la procesión con la imagen del Santo y la Subasta de Andas.
Prieto ha querido vivir desde dentro estos tres momentos tan importantes y esperados por los canalejeros durante todo el año. Así, sobre las doce y media del mediodía y acompañado, entre otros, por el alcalde del municipio, Emiliano Vallejo, ha participado en la Misa Mayor, que ha tenido lugar en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y que, por cierto, presentaba un lleno absoluto.
Así, tres cuartos de hora más tarde y bajo los acordes de la Asociación Musical Nuestra Señora de Fuentes, la imagen del Patrón, portada por cuatro banceros, ha iniciado su recorrido procesional por las principales calles de la localidad, arropada en todo momento por numerosos fieles no solo de Canalejas del Arroyo, sino también de otros pueblos de la zona.
Al llegar a la Plaza Mayor, y como manda la tradición, la imagen de San Mamés ha realizado una parada obligada. Numerosos niños, aupados por sus padres a las andas del Patrón, han podido degustar las uvas que cuelgan de su mano, a la vez que han inmortalizado este momento tan especial con la sabida y recurrida foto.
Una vez en la puerta principal de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, se ha procedido a la tradicional Subasta de Andas, introduciendo instantes después la imagen del Patrón en el templo y al son del Himno Nacional interpretado por la agrupación musical de Villarejo de Fuentes.
El canto de los Gozos a San Mamés y el beso de la reliquia del Patrón han marcado el final de estos tres emotivos actos, a los que el presidente de la Diputación ha querido asistir reafirmando la importancia que le otorga a las tradiciones, puesto que, al fin y al cabo, “conforman nuestra historia y, en definitiva, lo que somos”.
