La consejera del Consejo de Seguridad Nuclear, Cristina Narbona, considera que el proceso de licenciamiento del almacén temporal centralizado de residuos nucleares de alta actividad y combustible gastado no debería avanzar porque el proceso tiene «anomalías» que deben ser «corregidas» igual que las «incertidumbres sobre el emplazamiento» elegido, que deberían ser «plenamente disipadas».
Así lo ha expresado la consejera en un voto particular emitido tras la decisión del pleno del CSN de aprobar –por cuatro votos a favor y uno en contra, el de Narbona– una Propuesta de Instrucción Técnica (PDT) de la Dirección Técnica de Seguridad Nuclear sobre una directiva europea de EURATOM, que establece un «marco comunitario» para la seguridad nuclear de las instalaciones nucleares.
Según el acta del Pleno, esta Instrucción Técnica (IT) que se remitirá a la Empresa Estatal de Residuos (ENRESA) es consecuencia del cumplimiento con dicha directiva que se deriva a raíz del accidente de Fukushima y que se refiere al alcance y a los análisis que se deben realizar para identificar los márgenes existentes y la identificación de mejoras potenciales en el diseño de la instalación frente a condiciones graves.
La IT implica que Enresa deberá realizar un estudio con una evaluación detallada de los sucesos que puedan tener consecuencias en el diseño estructural y que se deberán tener en cuenta en la fase del diseño del ATC.
De este modo, la consejera se ve «obligada a votar en contra» porque cree que la decisión del Pleno supone avanzar en el proceso de licenciamiento del ATC que, en su opinión, «adolece de graves problemas procedimentales en origen», sobre todo sobre la autorización del emplazamiento que autorizó el regulador atómico el 30 de julio de 2015.
También en aquella decisión Narbona votó en contra y emitió un voto particular en el que argumentaba que muchos de los informes técnicos de evaluación de la futura ubicación del ATC y algunas notas informativas de varias áreas de la dirección técnica de seguridad nuclear «alertaban con claridad» de la mala calidad de los terrenos elegidos en Villar de Cañas (Cuenca).