Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la Asociación Roosevelt quiere llamar la atención sobre una realidad que continúa siendo silenciada: la violencia que sufren las mujeres con discapacidad, una forma de violencia agravada por la discriminación múltiple que padecen y por la falta de recursos adaptados a sus necesidades.
La violencia contra estas mujeres es una violencia estructural, sostenida por estereotipos machistas y prejuicios capacitistas que condicionan su autonomía, su derecho a decidir y su acceso a la protección. Los datos disponibles evidencian una situación que no puede continuar normalizándose.

Según el estudio “Ojo al dato. Visibilidad de una realidad oculta: mujer, discapacidad y violencia” elaborado por Inserta Empleo y Fundación ONCE, el 40,4 % de las mujeres con discapacidad han sufrido violencia de género, una cifra significativamente superior al 32 % registrado entre mujeres sin discapacidad. Este mismo informe señala que para un 57,6 % de ellas la discapacidad era previa a la violencia, mientras que un 27,6 % afirma que su discapacidad deriva directamente de los malos tratos. Además, un 13,4 % reconoce que su salud ha empeorado como consecuencia de esta violencia.
La falta de denuncia es otro indicador preocupante: el 34,5 % de las mujeres con discapacidad víctimas de violencia machista no denuncian por miedo, dependencia emocional o económica, o por falta de accesibilidad en los recursos; y un 4,3 % de las que sí denuncian acaban retirando la denuncia. Asimismo, según datos del proyecto Disca-VioGen, alrededor del 65 % de las mujeres con discapacidad han sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida.
A ello se suma una realidad especialmente grave: según el Boletín Estadístico Anual 2023 del Ministerio de Igualdad, de las 58 mujeres asesinadas por violencia de género ese año, 6 de ellas (10,3 %) tenían reconocida alguna discapacidad o dependencia. Esta cifra evidencia un riesgo diferencial que debe ser atendido con urgencia.
Ante esta situación, la Asociación Roosevelt reivindica:
- La puesta en marcha de medidas específicas, efectivas y accesibles que garanticen la protección real de mujeres y niñas con discapacidad.
- La plena visibilidad social de estas mujeres y la inclusión explícita de su realidad en todas las políticas públicas y estrategias feministas.
- La accesibilidad universal en todos los servicios de atención a víctimas: recursos de emergencia, asesoramiento psicológico y jurídico, casas de acogida y canales de denuncia.
- La integración de la perspectiva de discapacidad en el movimiento feminista, reconociendo las necesidades propias de este colectivo.
- El respeto y garantía de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres con discapacidad, eliminando barreras y prácticas paternalistas.
- El acceso a apoyos suficientes para la autonomía personal, imprescindibles para que puedan desarrollar un proyecto de vida libre de dependencias que favorezcan situaciones de abuso.
Las mujeres con discapacidad no son invisibles: son mujeres con derechos, deseos y sueños. Son mujeres diversas que se mueven, y que con su fuerza y resiliencia ayudan a mover el mundo. En este 25 de noviembre, reafirmamos nuestro compromiso: trabajar sin descanso para acabar con todas las formas de violencia que las atraviesan.
Asociación Roosevelt
Personas que trabajan por las personas
