Miguel Ángel Guerra es el presidente de la Agrupación Naturalista Esparvel, nombre vernáculo (castellano antiguo) con el que se conocía al gavilán por lo que, esta ave de presa, es el símbolo de la agrupación que si en un principio surge en Talavera de la Reina (Toledo) hace treinta y un años, con el tiempo van surgiendo una especie de delegaciones y, de ellas, la de Cuenca. Así que, después de varios años trabajando como delegación, por determinadas circunstancias –ya que nuestro ámbito de actuación era la provincia de Cuenca-, pues en un momento determinado nos separamos de esa asociación pero sin cambiar el nombre genérico añadiendo al de Esparvel el de Cuenca.
Se trata, añade Miguel Ángel, de un grupo de personas que compartimos un valor común: el respeto por la naturaleza. Este sentimiento es el único requisito para formar parte de Esparvel por lo que, en esta asociación, coinciden gentes de la más diversa condición ya que tenemos unos ciento noventa socios con una base muy variada. Los hay de todas las edades pero, en su mayoría, con un componente familiar muy importante porque son familias enteras las que están con nosotros favoreciendo, así, el acercamiento de la naturaleza y la conservación y divulgación de la misma en el ámbito familiar participando, como se pueda, en las actividades que llevamos a cabo.
Los socios adultos aportan una cuota simbólica de veintiún euros al año pero, aparte, hay ayuntamientos o instituciones que encargan un determinado trabajo. Presupuestamos y, si se aprueba, con ese dinero pagamos materiales y, si queda algo, pasa a la Asociación para cubrir otros gastos de gestión, mínimos, porque hace años decidimos entre otras medidas, la de no tener sede.
Pues a pesar de ser sorprendente el trabajo que realizan, de auténticos profesionales, no es necesario ser un manitas para llevar a cabo ciertas tareas. No, al contrario. Tenemos una idea muy abierta de la naturaleza respetando al profesional en sus distintas materias. Nos implicamos en conservar el entorno. Hay que tener la inquietud o el respeto por conservar lo que tenemos.
Esparvel Cuenca afronta un abanico enorme de actuaciones: viveros, repoblaciones, paseos botánicos, recuperación de fuentes, cañadas reales etc. Hace unos años que intentamos hacer un estudio en profundidad sobre las Cañadas, dice Miguel Ángel, sobre el estado de las cañadas, veredas, cordeles etc que atraviesan la provincia de cuenca pero la verdad es que no pudimos completarlo porque, las cañadas y todo lo que va con ellas, aunque sean patrimonio de todos están muy abandonadas por parte de quien tiene que tutelar su identidad. Estamos viendo agresiones, intromisiones dentro de ellas y parece que no le importa a nadie. La administración tendría que mantener ese patrimonio. Quisimos, sí, hacer un estudio pero era un trabajo ingente. No tenemos personal para ello.
Hace unos días, lo publicábamos aquí, en El Liberal de Castilla, era noticia la inauguración del Paseo Botánico de la Fuente de las Tablas. Si, bueno, en general todo lo que podemos hacer en cuanto a capacitación y que esté relacionado con el medio ambiente lo llevamos a cabo. Lo de la Fuente de las Tablas es una herramienta práctica para los chicos o personas mayores que vayan porque, sin salir del recinto del albergue, pueden distinguir todas las especies más representativas del monte porque encontrarán fotografías, del árbol que tienen delate, con una descripción del mismo procurando no caer en la vulgaridad. Ha quedado bien y esperamos que se use como es debido.
En cualquiera de las estaciones del año, caminar por la Serranía de Cuenca es un auténtico placer. Pisar su tapiz vegetal es otro y, si lo hacemos por los antiguos caminos de herradura que comunicaban nuestros pueblos, encontraremos fuentes con o sin gamellones que salpican el paisaje. Unas en buen estado todavía pero, otras, en un estado lamentable. Ahí, en ese capítulo, en el de las recuperaciones, destaca Esparvel Cuenca. La verdad es que es un aspecto, uno de los capítulos que más ocupan nuestra actividad. Recuperar o mejorar las fuentes tradicionales volviéndolas a su funcionalidad porque no olvidemos que el uso para caballerías se perdió y, por eso, buscamos esa otra funcionalidad: el que sean usadas por la gente, por los vecinos del pueblo que puedan echar un trago de agua fresca. No somos los únicos que lo hacemos, no, pero gracias a eso estamos recuperando muchas fuentes. No todas las que quisiéramos porque la riqueza, el patrimonio en este sentido es enorme, pero bueno, hemos recuperado muchísimas. Las hemos recuperado en Villar del Saz de Arcas, en los alrededores de Cuenca capital, dos en Nohales , la de Martín Alhaja que la han destruido los gamberros pero que nosotros la recuperamos partiendo de una postal de los primeros años del siglo XX, la Fuente del Canto en Cuenca, la Fuente Peñuela de los Palancares cerca de la casa forestal etc., pero ha sido en la Sierra en donde más fuentes hemos recuperado. Tragacete, Valdemeca, Fuertescusa, Huélamo… en muchos puntos de la Serranía, explica Miguel Ángel.
Para nosotros es una satisfacción arreglar una fuente y, otra, cuando nos damos una vuelta al cabo de un tiempo para ver cómo está. Es cierto que también nos llevamos nuestros disgustos cuando alguien, sin ningún respeto a lo realizado, las estropea porque después de tanto esfuerzo que te hagan estas cosas, pues sienta muy mal. Pero bueno, lo compensamos con lo positivo cuando ves que, las fuentes, funcionan gracias a nuestro trabajo o llámalo como quieras porque, realmente, no sabemos dónde está el hobby y dónde comienza el trabajo. Cuando decimos que tal día salimos al campo y alguien no puede por lo que sea, yo le digo lo de siempre: “tú te lo pierdes” porque para nosotros es un día de recreo. Una recompensa poder salir.
Lo acaba de decir Miguel Ángel Guerra. No se sabe dónde comienza el hobby y en qué momento sale lo otro porque, cada cual, tiene su trabajo normal de lunes a viernes. La gente, los socios, el trabajo casi todos los fines de semana del año, los que estamos ahí, a pie de obra, somos muy pocos. Teniendo en cuenta eso, que la gente está dispuesta a ir a trabajar a cambio de nada, pues somos siete u ocho. Como mucho diez los que estamos dispuestos a hacer las cosas. Un capital humano impresionante. La gente hace mucha propaganda en otras asociaciones y demás pero, a la hora de ponerse a trabajar un sábado, y otro, y otros y otros, no creas que está dispuesta a hacerlo. Estoy muy orgulloso de mis socios, de mis compañeros, de esa disponibilidad que tienen para salir, ponernos en marcha, aportar ideas, conocimientos y llevarlos a la práctica. Estoy muy orgulloso, de verdad.
Es para estarlo, sí, porque a las intemperies a las que están sometidos en épocas de frío o de calor como ahora, en puntos aislados de la Serranía de Cuenca, hay que sumar el trabajo realizado en la recuperación del acuífero en muchas ocasiones. Hace días estuvimos terminando Fuente Peñuela, actuando en la captación rellenando con cemento y piedra para que el agua subiera. Tenemos una actuación en Fuertescusa pendiente de aprobar. Se va a hacer un sendero importante y hay que señalizarlo, acondicionarlo y se van a recuperar varias fuentes en el término para dar servicio al sendero pero vamos, siempre tenemos a medias algunas cosas como el vivero, algunas fuentes etc. Tenemos más tajos abiertos que capacidad a desarrollar aunque la preocupación, ahora mismo, está en el cambio climático cada vez más evidente. En los cambios atmosféricos. En los tipos de tiempo que anuncian claramente un cambio climático que nos está mordiendo sin que parezca que vaya con nosotros. Hace años, muchos ya, nevaba con cierta intensidad y a su tiempo. La nieve, estaba meses en algunos puntos de la Sierra. Y cuando llovía, lo hacía mojando y calando el acuífero. Ahora mismo, y ya llevamos años, la sequía dibuja suelos poligonales en todas partes y, las aguas, en lugar de calar, destruyen en diez minutos lo que pillan en su escorrentía. No hay agua y, eso, lo estamos viento en nuestras fuentes concluye Miguel Ángel sentado en torno a una de las mesas del restaurante La Tejera, en La Vega, en donde el Cuervo se pone el mono de faena para hacerse río entre tobas y sargazos mientras Luis Maeso, el de siempre, además de comida casera, buenísima, sigue vendiendo Sierra.