Tres nuevos registradores han tomado posesión en distintos municipios rurales de Castilla-La Mancha, donde desarrollarán su labor en una etapa marcada por la modernización del servicio registral y el compromiso del Decanato de Registradores de la Propiedad y Mercantil, reforzando la atención presencial y la seguridad jurídica en todo el territorio, incluidas las zonas más despobladas. Se trata de Emilio Fernández Poveda, nuevo registrador de Almadén (Ciudad Real); María Guerra de la Fuente, que ejercerá en los Registros de Molina de Aragón y Cifuentes; y José Antonio Gómez Dueñas, nuevo registrador de Cogolludo, estos últimos de Guadalajara.

La entidad colegial insiste en que la incorporación de nuevos profesionales a partidos registrales rurales es clave para garantizar un acceso ágil y directo a la información jurídica sobre las propiedades, así como para acompañar a los ciudadanos en procesos que, en zonas envejecidas o dispersas, siguen requiriendo un trato próximo, claro y especializado.
Almadén: la primera etapa de Emilio Fernández Poveda
El nuevo registrador de Almadén, Emilio Fernández Poveda, descubrió su vocación durante unas prácticas universitarias en el Registro de su ciudad natal, Melilla: “Ahí vi que la profesión podía gustarme y que el temario se ajustaba a lo que buscaba”.
Eligió un destino rural para iniciar su trayectoria por varios motivos. Por un lado, la oportunidad de descubrir una comarca con gran arraigo histórico y territorial; por otro, la posibilidad de trabajar en un Registro que atiende fincas muy antiguas, dispersas y, en algunos casos, aún no actualizadas. “Tenía el miedo inicial de si podría adaptarme al entorno, pero la acogida ha sido excelente”, explica.
Para Fernández Poveda, la presencia del Registro en pequeños municipios tiene un papel decisivo: “es fundamental en zonas más vaciadas o desconectadas del tráfico jurídico, donde a veces la titularidad no está actualizada o ni siquiera inscrita”. Su objetivo pasa por ofrecer un servicio cercano, comprensible y útil: “Quien no esté acostumbrado a los trámites se siente más seguro cuando se le explica todo con claridad y la cercanía y certeza de un registrador a su lado”.
Molina de Aragón y Cifuentes: María Guerra de la Fuente refuerza dos partidos registrales extensos y estratégicos
A Molina de Aragón y Cifuentes llega María Guerra de la Fuente, que asumirá la responsabilidad de dos registros especialmente complejos por la extensión de sus municipios, la dispersión de la propiedad rústica y la antigüedad de muchas fincas.
Desde el Colegio de Registradores destacan que su incorporación permitirá reforzar la actualización gráfica, la coordinación con Catastro y la atención directa a vecinos y ayuntamientos en una comarca donde la seguridad jurídica de las explotaciones agrarias y del suelo rústico es esencial para fijar población y dinamizar la actividad económica.
Aunque se trata de su primera etapa profesional, Guerra de la Fuente llega con una clara vocación de servicio: mejorar la accesibilidad al Registro, agilizar la tramitación y consolidar la atención personalizada que caracteriza a los partidos rurales de la región.
Cogolludo: José Antonio Gómez Dueñas y su apuesta por un registro cercano
En Cogolludo, José Antonio Gómez Dueñas inicia también su carrera profesional con entusiasmo y una convicción clara: “una propiedad registrada es una propiedad protegida”. Su interés por el sistema registral surgió en la carrera de Derecho, a través del estudio de los derechos reales y su conexión con el Registro.
Optó por un destino rural para comenzar desde la base: “quería trabajar con la inmatriculación, la determinación gráfica y la coordinación con Catastro; operaciones que te permiten conocer profundamente cómo se forma e identifica una finca”. Desde la adjudicación, amigos y conocidos le hablaron “de lo bonito de la zona”, algo que —dice— ha comprobado nada más llegar.
Su prioridad será mantener la puerta del despacho abierta y ofrecer un trato directo. “La cercanía es esencial. Los vecinos deben sentir que el Registro es una oficina accesible para todos”, explica. Entre los retos más relevantes identifica la falta de inmatriculación de muchas fincas y la necesidad de promover la coordinación gráfica con Catastro para dinamizar el tráfico jurídico y la actividad económica local.
Una apuesta por el territorio y por la modernización del servicio registral
El Decanato de Registradores de la Propiedad y Mercantil de Castilla-La Mancha, cuyo decano es Jaime Núñez Jiménez, destaca que la llegada de estos nuevos profesionales refuerza la cohesión territorial, mejora la seguridad jurídica y contribuye a dinamizar municipios rurales donde la propiedad, la actividad agraria y la planificación urbanística dependen en gran medida de una gestión registral eficaz, accesible y moderna.
En Castilla-La Mancha hay un total de 60 Registros de la propiedad y mercantiles y 62 registradores, que dan empleo a más de 700 personas. Su principal vocación es dar servicio público y garantía Jurídica a la ciudadanía, encontrando los ciudadanos de Castilla-La Mancha un Registro a menos de 60 kilómetros. Un servicio que apuesta por dar dicho servicio no solo en las grandes capitales, sino en el medio rural, para garantizar los mismos derechos de todos los ciudadanos en materia de seguridad jurídica.
¿Cuál es el perfil de un registrador de la propiedad?
La nueva promoción de registradores que ha tomado posesión en 2025 está formada por 46 profesionales que representan una generación marcada por la excelencia académica, la perseverancia y una creciente presencia femenina en el cuerpo registral. De acuerdo con los datos difundidos por el Colegio de Registradores, 27 de los nuevos registradores son mujeres y 19 son hombres, lo que sitúa la proporción femenina en un 58,7 %, una cifra que confirma la tendencia de feminización paulatina que el colectivo viene registrando en los últimos años.
El perfil predominante de esta promoción responde al de una mujer de entre 29 y 30 años, que ha dedicado una media de seis años de preparación a una oposición considerada una de las más exigentes del ámbito jurídico. La mayoría de los aprobados han logrado la plaza en su segunda convocatoria, evidenciando el elevado nivel de especialización requerido y la constancia necesaria para superar un proceso selectivo de esta envergadura.
En términos formativos, si bien el Derecho continúa siendo la base académica común del cuerpo registral, una parte significativa de los nuevos profesionales ha optado por ampliar su preparación con estudios complementarios. Destacan, entre ellos, titulaciones y programas de especialización vinculados a la Administración y Dirección de Empresas, un ámbito que aporta una visión adicional muy valorada en el ejercicio registral actual, donde la gestión, la modernización administrativa y la interacción con el tejido económico adquieren un peso creciente.

