Vídeo
Ana Rubiato es una de esas personas que engrosa el listado de gente que, por la emigración, vio luz en otra parte del territorio nacional. En este caso fue Madrid pero, lo cierto, es que ella lleva a Huélamo en la sangre o, si lo prefieren, en el alma porque al pueblo lo lleva tan hondo que es capaz de coger el Cargo tras correr, descalza, la Joya: esa carrera de kilómetro y medio, cuesta arriba, por un camino de cabras que, con solo verlo, da dentera.
Eran poco más de las seis de la tarde cuando, a las puertas del Ayuntamiento, llegaban los Cargos para traspasar los poderes: bastón, bandera y alabarda. Se trataba del acto que, año tras año, se repite igual que se hiciera hace cien años. Los Cargos que cumplen, tras bailar la bandera, representan fielmente su papel.
Primero, el que lleva el Bastón, se adelanta al centro de un corro que ha formado la gente del pueblo preguntando, por tres veces, si hay algún devoto para la Virgen del Rosario .
No dio para más porque, Ana, saliendo casi desde el Ayuntamiento, cogió el Bastón fundiéndose en un abrazo, aéreo, con la antecesora. Un abrazo de esos que remueven fondos entre los gritos de ¡Ana!, ¡Ana!: estoy muy emocionada, sí. He tenido una niña con 27 semanas, muy prematura. Ha estado tres meses ingresada en el hospital y, por eso, cumplo la promesa que le tenía hecha a la Virgen del Rosario. Soy muy devota a nuestra Señora y, nada, espero cumplir el Cargo con salud con ayuda de mi Virgen que me ha acompañado en todo el proceso de la enfermedad de mi niña y nada, a cumplirlo.
Uno cree que ya no quedaban lágrimas cuando, casi al final de la ceremonia y de los aplausos, pudimos hablar. El Cargo y sus obligaciones. A ver, soy muy devota. A la Virgen la llevo siempre conmigo. Lo que supone el Cargo es asumir que se cumpla la fiesta, que la gente participe de la fiesta…asumes el cargo para, entre otras cosas, invitar a la gente y demostrar que todos somos parte de la fiesta porque, el pueblo entero ayuda mucho: con trabajo, económicamente…es más el esfuerzo físico, de madrugones porque, la gente, siempre está ahí, contigo.
Y lo estaba. Ya hemos dicho que el pueblo, la gente, había hecho un corro que al final se rompió para felicitar a Ana y a los otros dos Cargos que, como Ana, repartían besos y abrazos en un rio de emociones. Mi familia es reincidente. Mi padre y mi madre han tenidos cargos y ya saben, sabemos de qué va. Hemos pasado por enfermedades y la Virgen estaba ahí, siempre. Somos 5 hermanos y estamos todos, mis sobrinos, mis hijos, mi marido…
Lo de los besos y la ternura duró el tiempo que quisieron marcar las miradas y alguna que otra envidia sana porque, se mire por donde se mire, habrá que esperar otro año para coger uno de los Cargos.