La travesía del mundial de balonmano, celebrado en Egipto, acabó y los internacionales del Incarlopsa Cuenca volvieron al Sargal para enfrentarse al Dicsa Modular Cisne. Junto al brasileño Thiago Ponciano, los argentinos Fede Pizarro, Lucas Moscariello, Pablo Vainstein, Leonel Maciel y Pablo Simonet se calzaron de rojo para volver un mes después a su casa.
El desgaste físico del trofeo internacional tuvo como consecuencia rápida el cansancio de los pilares fundamentales de los de Lidio Jiménez. Sin embargo, y contra todo pronóstico, las sensaciones tras el inicio del partido fueron muy positivas. En poco más de ocho minutos se dejaba ver un equipo fluido y sin fatiga alguna.
Con un marcador con el 5-1 en su contra y su equipo desubicado, Javier Fernández, entrenador del equipo visitante, optó por el tiempo muerto para encontrar soluciones. Frente a sus planes, fueron los conquenses quienes aprovecharon el minuto de oro y sacaron petróleo en cada jugada que amenazaban a la portería de Jorge Villamarín. Cuando la máxima diferencia (en aquel momento del partido) apareció, el técnico de los recién ascendidos puso toda la carne en el asador.
A falta de doce minutos para el final de la primera parte, apostó por su segundo tiempo muerto. De manera inmediata parecía acortar distancias, sin embargo, en la carrera de fondo fueron los diablos rojos los que se impusieron cada vez más cuando se acercaba el descanso. Al bocinazo del ecuador, su renta era de nueve goles, dejado servida la victoria para una segunda parte gestionada por la primera.
Con el 17-8 del primer periodo y frente al guion de la primera parte, la escuadra gallega salió a la pista con la intención de escribir su final épico. En tan solo seis minutos de juego fueron capaz de reducir su diferencia a la mitad, desplegando un gran juego ofensivo. Para seguir manteniendo su colchón de goles, Lidio Jiménez solicitó el tiempo muerto. Inmediatamente después, se vio otro equipo en la pista del Sargal.
De cara a la puerta rival y encerrados en su área se vieron minutos increíbles para el Incarlopsa Cuenca donde los goles aumentaban según pasaban los minutos. Fue entonces cuando se le dio la oportunidad a los menos habituales de saltar a la pista. Taravilla, Fernández y Martín demostraron sus capacidades, a pesar de su corta edad, consiguiendo batir al guardameta visitante. Finalmente, la bocina dictó sentencia y el electrónico dejó los dos puntos para los locales. Con el 36-25 final y una diferencia de once goles, los conquenses recuperan sensaciones para volver a la pista el próximo sábado para enfrentarse al Villa de Aranda en Aranda del Duero.
Por Nahuel Briscek