El Sargal volvía a ser anfitrión del mejor balonmano nacional y foco de uno de los partidazos de la jornada undécima de la liga Asobal. Logroño La Rioja visitaba al Incarlopsa Cuenca en un de los partidos más fríos de los últimos años. La cálida bienvenida del aficionado conquense, característica de cada partido, fue uno de los principales ausentes por la medida de la Consejería de Sanidad de disputar el espectáculo a puerta cerrada.
Al iniciar el partido se vio a un Incarlopsa Cuenca como se esperaba. Lo más normal después de un confinamiento y bajar el ritmo durante dos semanas, es ver a un equipo perdido. Antes de salir a por los dos puntos, los conquenses tuvieron que encontrarse así mismo y adaptarse al ritmo del partido. Durante los primeros minutos, quien mantuvo a su equipo vivo en el resultado fue Thiago Alves Ponciano, demostrando su juego y características desde la primera línea con tres goles y una asistencia.
Sin embargo, del otro lado de la pista, el ejercito logroñés hacía acto de presencia con veloces contraataques que replicaban cada intento del cuadro rojillo para acercarse en el marcador. Es por eso por lo que, al 11´ de partido, Lidio Jiménez optó por solicitar un tiempo muerto con una reacción como objetivo. Consecuentemente, cuando los locales pisaban el acelerador, Rangel Luan salvaba cada ocasión como si de eso dependiese el partido y, según avanzaba el tiempo, fue teniendo parte de razón.
Subidas y bajadas fueron las ocasiones para ambos equipos. Hubo momentos ascendentes como un parcial 2-0 de Moscariello en el que se venía una mejoría en la movilidad, mejorando la defensa y el ataque, y bajadas como en la recta final del primer tiempo, terminando con una diferencia de cuatro goles en su contra.
El segundo acta del partido tuvo la misma trama, esa vieja noria que marcaba el partido no paraba de subir y bajar. Como si de un déjà vu se tratase, instantáneamente después de otro tiempo muerto, el Incarlopsa Cuenca, mediante una gran labor de la dupla italo-brasileña formada por Bulzamini y Thiago, recortó la distancia con un parcial 4-1 que daba esperanzas en la segunda mitad.
No obstante, la escudería de Miguel Ángel Velasco Encinas usó como baluarte la defensa y portería para seguir con la victoria en el brazo. La gasolina no parecía agotarse y, tras un error en el ataque de los castellanomanchegos, Tomás Moreira batió a Samu Ibáñez neutralizando todos los intentos de remontada de su rival. De esta manera, el cuadro logroñés sentenció su victoria en una de las pistas más difíciles de la liga en una jornada donde faltó su jugador estrella, la afición.
Por Nahuel Briscek