La sala Ricardo Ortega de la Facultad de Periodismo de Castilla-La Mancha acoge, este jueves 31 de enero, a las 11 horas, la inauguración de la
exposición de fotografía de Manuel Ruiz Toribio bajo el sugerente título de Fiesta.

El decano de la Facultad de Periodismo, Ángel Luis López Villaverde, y el comisario de la exposición y profesor de Fotoperiodismo e Imagen Digital, Santiago Torralba, inaugurarán la muestra junto a las autoridades.
FIESTA: Manuel Ruiz Toribio
Probablemente no exista ningún pueblo en nuestro país, por pequeño que sea, sin su correspondiente Fiesta Popular o Fiesta Mayor. Incluso más de una, como sucede en muchas localidades. Aunque casi todas de origen religioso, el tiempo se ha ido encargando de hacer pequeño en la balanza el componente sacro y aumentar el sencillamente lúdico-festivo. El ingrediente común que se repite casi sin excepción es que la inmensa mayoría de ellas están regadas y mediatizadas por el alcohol.
En cualquier caso, sea por los efluvios derivados directamente del garrafón en unos casos o por situaciones que confluyen en el éxtasis cercano a la levitación en otros, los comportamientos de todos los que festejan se modifican, se trastocan y se hacen casi irreconocibles. Así soy yo y mi alter ego que apenas si conozco y que incluso me sorprende.
Fotografiar lo trivial y lo frívolo, es relativamente fácil. Una buena cámara cuanto más rápida mejor y una tarjeta de memoria capaz de albergar miles de instantáneas lo hacen, a veces, posible. Eso es como digo, lo sencillo y accesible para la mayoría de los humanos que, o bien participan de la fiesta o bien asisten a ella como pacientes espectadores. Más aún en la actualidad cuando somos castigados con millones de imágenes gracias a la facilidad de uso de tantos dispositivos.
Luego está lo otro. Lo importante: retener el instante (probablemente el no decisivo con permiso de H. C. Bressons). Ese lugar recóndito donde habitan los últimos impulsos (tantas veces irracionales o cuando menos secretos) que provocan tales comportamientos. Las luces, los gestos, los embelesos, la transfiguración… Es ahí donde lo evidente en apariencia se convierte en insondable a poco que se quiera ir un poco más allá. Donde surgen preguntas de difícil o imposible respuesta. Donde la anécdota se convierte en aliento vital y que hace posible el hecho de travestirse en otro.
Ya no es la cámara sino la mirada lo que hace posible afrontar este reto en un espacio en el que sólo caben unos pocos elegidos. Sin lugar a duda, Manuel Ruiz Toribio es uno de estos seres poco comunes (¿se puede decir extraños?) que poseen el privilegio de ser capaces de contar grandes historias en un solo fotograma. Lo contemplamos, nos lo apropiamos y pasamos a formar parte indispensable. Entonces la mirada se convierte en narración a veces, en poema otras… en relato siempre. Y eso, nos interesa mucho.
Hoy somos los alumnos y profesores que convivimos en la Facultad de Periodismo, los que cruzamos la frontera y nos situamos al otro lado, en el territorio de los privilegiados, al contemplar el trabajo de Manuel. Es lo que existe más allá del aula y lo que de verdad importa: ver la vida y contarla. Ser capaces de hacerlo. Para todos nosotros, sin duda, una experiencia excepcional. Para los alumnos de Fotoperiodismo, de manera específica, una lección magistral seguramente más, o cuando menos, tan valiosa, como los contenidos desarrollados en la clase.