El monasterio de Monsalud de la localidad guadalajareña de Córcoles espera seguir sumando visitantes y alcanzar durante 2017 las 3.000 visitas, es decir, un 36% más que en 2016 gracias, en parte, a la exposición Las Brujas de la Alcarria que engloba los casos de brujería ocurridos en los siglos XVI y XVII en diez municipios de la zona, siete de la provincia de Cuenca y tres de la de Guadalajara.
Los motivos de este aumento en el número de visitantes, tal y como ha explicado al Liberal de Castilla el promotor de la iniciativa y ganador de uno de los premios del Concurso Lanzadera de la Diputación de Cuenca, Javier Fernández Ortea, está directamente relacionado con la exposición. «Muchos usuarios vienen preguntando por ella. Además hemos notado muchas opiniones positivas en RRSS y en plataformas como Tripadvisor sobre la exposición y las visitas nocturnas que realizamos», explica.

Hay que recordar que se trata de una exposición permanente e interactiva, que prentende ser lo más inmersiva y experiencial posible, combinando investigación histórica en el Archivo de la Inquisición de Cuenca con las últimas tecnologías.
Así esta exposición permanente a instalar en el Monasterio de Monsalud consta de tres grandes grupos de recursos expositivos: panelería informativa, reproducción arqueológica y espacios interactivos.
Una parte de la muestra está conformada con paneles informativos con los casos de brujería documentados en una decena de municipios, entre los que se encuentran Huete, Gascueña, Villanueva de Guadamejud, Castejón, La Peraleja o Villas de la Ventosa, en la provincia de Cuenca, y Sacedón, Pareja y Pastrana, en la de Guadalajara. En este espacio, se podrán conocer exhaustivamente casos tan singulares como el del licántropo de Castejón o los infanticidios de Gascueña.
Otra parte de la muestra está dedicada a reproducciones de elementos claves en la historia de la brujería, como un cepo para el escarnio público, pócimas, etc…
Y en cuanto a la parte más interactiva, señalar que está compuesta por un simulador de vuelo de brujas. Para ello será necesario grabar con un drone un vídeo de 360º de un recorrido por el monasterio y, posteriormente, con la ayuda de unas gafas y un asiento especial en forma de escoba, el visitante podrá vivir en primera persona ese recorrido aéreo por el museo.
También se ha contemplado un simulador de quema en la hoguera. Para ello se graba una hoguera real con el fin de que el visitante, atado a la espalda sobre un madero, pueda visualizarla con las cardboards. Pero por si fuera poco, el usuario puede intentar apagar las llamas mediante la aplicación de la diadema Muse, que mide la actividad cerebral y la concentración, por lo que si se concentra lo suficiente puede llegar a apagar las llamas con la lluvia caída del cielo.
Completa esta zona interactiva un simulador de escarnio público en el cepo. El visitante puede usar el cepo con las cardboards y recibir en un vídep 360º los insultos, escupitajos y vegetales podridos de una turba enfurecida.
