La Congregación impuso las Veneras y homenajeó a los mayores
Fue en el transcurso de un acto celebrado, en la iglesia de El Salvador, tras el forzoso parón de los dos años en los que, el mundo entero, quedó atrapado por el terrible COVID y, con la vuelta a la casi normalidad, se retomaba la imposición de Veneras y homenaje a los mayores de la Congregación en un escenario, el del altar mayor, en el que habían sido colocadas las imágenes del Yacente y, detrás, la de La Soledad.
La presentación corrió a cargo del secretario de la Congregación, José Ángel Vicente quien, al tiempo que recordaba que el acto a celebrar era un deseo aprobado en junta de diputación en mayo de 2019, se refirió a la Congregación como una gran familia en la que si no se honra a los mayores, no hay futuro para los jóvenes porque, uno de los mayores honores de la vida, es cuidar y reconocer la labor de aquellos que una vez cuidaron, cuidasteis y nos enseñasteis a nosotros.
Antes de la imposición, ahondando en ese homenaje a los mayores, recordó palabras de su abuelo cuando le decía que, lo importante, es saber a dónde se quiere ir porque, lo demás, se irá resolviendo por el camino. Algo similar a lo que, González-Ruano escribía en “Piedad y Belleza Originales”
sobre la víspera y el recuerdo: Víspera y recuerdo. Llama y ceniza se juntan hoy aquí con nuestro presidente, don Pablo Moya Fuero y, entre otros, con la presencia de Congregantes que siguen siendo luz y llama que fueron recibiendo sus respectivas medallas: Antonio Lozano López, número 1. Se dio de alta el 28 de mayo de 1946 portando a Su Cristo Yacente durante más de 30 años.
José Fernández Serna, nº 3, se dio de alta el día 8 de marzo de 1950.
José Antonio Olivares de la Rosa nº7, se dio de alta el 19 de marzo de 1952, siendo bancero durante bastantes años de Cristo Yacente y de la Soledad.
Alfonso Olivares de la Rosa nº 8 al igual que su hermano se dio de alta el 19 de marzo de 1952, portando muchos años a ambas imágenes,
José Miguel Cantó Ayllón nº 10, se dio de alta el 16 de abril de 1954, empezando a salir con 8 años como niño congregante y siendo más tarde bancero de ambas Imágenes.
José Ángel Vicente recordó que, en estos dos años, cinco de nuestros congregantes más veteranos nos han dejado y ya están junto a Nuestra Soledad por lo que les vamos a homenajear “in memoriam”. Fueron estos:
Cesar Gutiérrez Mares nº 2, dándose de alta el 2 de abril de 1949, llegando a ser bancero de Cristo Yacente.
Hipólito Ruiz Atienza nº 4, se dio de alta el 19 de marzo de 1952, siendo bancero de ambas Imágenes durante más de 40 años y el precursor de una gran saga familiar ligada a la Congregación.
José Arturo Benítez Cruz nº 5, con fecha de alta de 19 de marzo de 1952,.
Luis Benítez Cruz nº 6, al igual que su hermano fue dado de alta el 19 de marzo de 1952, siendo bancero de ambas Imágenes.
Y Francisco Martínez López nº 9, nuestro querido Paco, el herrero, se dio de alta el 14 de abril de 1954, siendo Bancero de Nuestras Sagradas Imágenes, adjunto a la presidencia, y finalmente pieza clave en los enlaces de organización de la Procesión del Santo Entierro.
Lo que quema es la llama pero, lo que ilumina es la ceniza. Ese reguero de luz que nos dejaron estos Congregantes, a los que hemos homenajeado, y a todos los que recreando el tiempo pasado, actualizaron lo pretérito, dijo José Ángel al iniciar la imposición de las veneras de la Congregación con la presencia del capellán, Déclan Huerta Murphy, y con la del presidente Pablo Moya Fuero con lo que finalizaba ese acto de imposición de Veneras a los nuevos Congregantes y el homenaje a los mayores aunque, después, hubo refrigerio para todos.