La Banda de Música de la Diputación de Guadalajara bajo la dirección de Nuria Matamala, su directora titular, ofreció ayer un brillante «Concierto por la paz» con una magnífica interpretación de un programa cuidadosamente escogido para el propósito de este Concierto.
Lleno en el patio de butacas del San José para asistir a un concierto en el que, además del conjunto de la Banda, que contó con la presencia, entre otros, del presidente de la Diputación, José Manuel Latre, que estuvo acompañado por la diputada provincial Lucía Enjuto, y que con su presencia resaltó la importancia que la Institución Provincial concede a la labor que realiza la Banda de Música y en concreto a este concierto.
Brillaron los solistas como David de Lucas (clarinete), saxofón alto: Javier Mínguez Camarillo (saxofón alto) y José A. Jiménez Diéguez (saxofón tenor) acompañando a interpretación de «Petite fleur» de Sidney Bechet, compositor nacido precisamente en la cuna del jazz (Nueva Orleans, 1897). Antes, la Banda ofreció una magnífica interpretación del «Concierto d’amore» del holandés Jakob de Haan en una pieza en la que se mezclan barroco, pop y jazz para. «Te gusta» de M. Pascual, interpretado por primera vez en el concierto de San José de 2010, volvió al repertorio de la Banda que dio paso después a «Xilomanía» de Wim Laseroms con Manuel Menéndez Piñar como solista al xilófono, prosiguió con el «Concertino op. 4 para trombón» del alemán Ferdinad David brillantemente interpretado con Eduardo Amboage (trombón) como solista. La música española, como siempre, estuvo presente en esta ocasión con el pasodoble «Gloria al pueblo» de Perfecto Artola interpretado en esta ocasión con la participación de dos clarinetes solistas: Isaac Fernández Cabanillas y Fernando Gargallo, y se completó el apartado español con uno de nuestros grandes compositores como Manuel de Falla, en esta ocasión con una pieza del «Amor brujo» como es la «Danza ritual del fuego».
Y para poner el broche final a su programa, propinas lógicamente excluidas, la Banda interpretó «L’ Arlésienne» (que podría traducirse como la chica de Arlés) ambientada en esta conocida localidad del sur de Francia compuesta para acompañar un drama romántico de su amigo Alphonse Daudet cuyo estreno en Paris (1872) resultó un completo fracaso que le obligó a reescribirla con resultados brillante como el paso del tiempo se ha encargado de corroborar.
