Humor y rurrealismo en el pregón de Javier Cansado. Primera entrega
Coincidencia unánime en que el humorista, Javier Cansado, ha pregonado la feria y Fiestas de San Julián con palabras llenas de humor que ya arrancaba, de por sí, al haberse trasladado el escenario habitual del parque de San Julián al Auditorio debido a la lluvia que cayó en nuestra ciudadad.
Humor que salpicó, que menzcló, que diluyó con los estilos pictóricos de Picasso al hacer un análisis comparativo entre ellos, y las etapas de su vida relacionadas con la ciudad de Cuenca de tal manera que, de la etapa rosa, resultaría la narración de su niñez y juventud: el traslado a Cuenca, las aventuras en el río Júcar, las fiestas de San Julián, sus visitas a las puertas del Alfono VIII porque era el hotel en el que se hospedaban artistas y toreros…
La etapa negra, que no fue tan negra, coincide, según narró ante el público, totalmente entregado, con la formación del dúo con Faemino de gran éxito. El color lo puso porque, en esa fase de su vida, la relación con Cuenca quedó aparcada hasta que, el azar, quiso que regresara para actuar en el mismo escenario del pregón, en el Teatro Auditorio, encontrándose, dijo, con una ciudad distinta porque, antes, recién casado, no le había parecido tal cosa y, encima, tenía que soportar las indirectas directas de su propia mujer. Esa fue, dijo, su etapa azul.
Ahí, Javier Cansado, dejó caer que se había prometido algunas cosas que, por cierto, no cumplió como subir al Cerro del Socorro entrando, así, en la etapa cubista al dibujar sobre el escenario una rara conversación que tuvo con un águila cuando se desplazaba en bicicleta a Palomera.