El Acto homenaje organizado por la Asociación de Mujeres Virgen del Puerto de Salmerón comenzó de forma puntual a las 12 de la mañana del día 7 de Marzo.
Comenzaron con unas emotivas palabras de su Junta Directiva agradeciendo la asistencia a todas las personas que fueron a arropar el acto, haciendo hincapié que «Este acto no sería posible sin la colaboración de estas familias que tan gustosamente nos han abierto su corazón para hacer posible estos homenajes.»
Homenajes que realizaron a cuatro mujeres de Salmerón que «con su empeño y sacrificio se hicieron hueco en una sociedad de por sí más dura de lo habitual como es el medio rural».
Recordaron especialmente, durante el acto de apertura, y a título póstumo, a Victoria Rey, «que demostró, como muchas de estas mujeres, que salir a delante no solo eran palabras, sino hechos a través de sacrificio. Mujeres que con el sudor de su frente consiguieron incluso dar estudios universitarios a sus hijos, inculcandoles valores muy difíciles de reproducir.»
Las homenajeadas fueron Marisol Monseco, Pepa Albalate, Encarna Palacios y María Martínez. Reconocimientos que hasta ese momento fueron el mayor secreto guardado de la organización y sus familias.
Estas cuatro mujeres tienen mucho en común. Como madres trabajadoras que siempre se ha sacrificado por su familia, encargándose de todos los aspectos domésticos e intentado llegar a todo, olvidándose de sí mismas.
Marisol es la cuarta hija de cinco hermanos. Cuando tenía 10 años bajó a vivir a Salmerón por trabajo de sus padres y allí fue al colegio hasta los 12 años teniendo que ayudar a sus padres en el campo. Tuvo la oportunidad de estudiar más tarde en una academia de peluquería en Madrid y en el año 1964 abrió las puertas de un salón de Belleza en Salmerón, con ayuda de su familia.
A pesar que, tras un parón de varios años en el negocio, vivió en Madrid con su marido; la pareja volvió a Salmerón reabriendo el negocio hasta finales de los 90 cuando cerró sus puertas de forma definitiva. Continúo contribuyendo en el negocio de su marido que regentaba una carnicería en el pueblo hasta la jubilación de este.
Su nieta Marina Calvo con apenas 11 años siente admiración por su abuela y nos decía: «Es una mujer muy feliz y valora todo lo que tiene porque todo le ha costado mucho esfuerzo conseguirlo.»
Pepa fue la tercera de los 6 hijos y la mayor de las hermanas, desde muy pequeña siempre trabajó en casa y en el campo. Su primer negocio fue un bar en la Plaza María Cristina, regentado junto a su marido; que compatibilizaba con la casa y el campo y la llegada de sus dos primeros hijos.
Tras esto, en 1972 decidieron tomar las riendas de la Carnicería de Francisco Vera en la misma casa que vivían, negocio que regentaría Pepa durante 25 años. Ya al frente de la Carnicería la familia creció en dos hijos más. Pepa cerró su negocio en 1996.
La hija de Pepa, Charo Ramón, describía a su madre así: «Pertenece a esa generación de mujeres que llevan la palabra luchadora marcada en el alma.»
Encarna es la mayor de 6 hermanos. Aprendió el oficio de panadera cuando su padre, a la edad de 11 años, la necesito en el negocio familiar, trabajo que convivía con labores del campo.Tras su boda, trabajo en la panadería familiar de su marido en Escamilla, hasta que heredó la panadería de su padre, donde llegaron a trabajar de lunes a domingo dando servicio de pan hasta en 7 localidades de la zona.
Con 54 años de profesión decidió cerrar el negocio en el año 2009. Su hija, María Jesús Rey, nos comentaba que «ahora disfrutan de su tiempo libre y lo comparten con sus hijos y sus cinco nietos. También hacen algún viaje que otro que bien merecido lo tienen.»
María fue la segunda hija de cuatro hermanos, de una familia de labradores. Desde muy joven trabajó en el campo pelando mimbres. Con 18 años vino a trabajar a Salmerón y comenzó en la farmacia de Chilina llevando el traslado de la propia farmacia a su casa; donde se dispensaban los medicamentos.
Se casó y tuvo dos hijos mientras regentaba el negocio, además de compaginar esa labor con el campo; debido a que su marido era ganadero; durante más de veinte años.
Su nieta María Albalate tuvo unas preciosas palabras para ella durante el acto, dónde destacó el papel de la mujer de la época: “No quisiera dejar pasar la oportunidad para destacar tu labor frente a la farmacia, dado que en aquella época este tipo de ocupaciones, tales como médico, veterinario o farmacéutico; eran desarrolladas por hombres, siendo el papel de la mujer un papel muy secundario”. Terminó su alegato diciendo: “Nunca retrocediste ni te almendraste, siempre hacia delante. Con una enorme fuerza, entereza y sacrificio; por todo ello te mereces este homenaje. Además quisiera darte las gracias por transmitirnos todos estos valores y sobre todo, por hacerlo siempre con una sonrisa.”
Para finalizar el acto, la Asociación de Mujeres Virgen del Puerto terminó con unas bonitas palabras para todas las asistentes: «A todas mujeres que os sentís parte de Salmerón, y además formáis el alma de nuestra asociación ¡Feliz día de la Mujer Trabajadora!”.