Castilla-La Mancha es conocida como “la Bodega de Europa”. Esto se debe principalmente a que cuenta con una denominación de origen de vino. Pero además cuenta con la mayor región vitivinícola del mundo, con una superficie de viñedos de aproximadamente 600 mil hectáreas. La región, que ocupa las provincias de Toledo, Albacete, Cuenca y Ciudad Real, incluye más de 182 municipios, 250 bodegas productoras y 137 entidades que forman parte de las rutas del vino de La Mancha, Valdepeñas y La Manchuela.
El camino recorrido por los vinos de La Mancha
El vino en La Mancha es algo más que un elemento de la gastronomía, es más que solo una bebida. Miles de familias de la región han encontrado en los viñedos una tradición y un medio de sustento por generaciones. Se dice que los vinos están hechos desde el corazón y es porque cada vinicultor de la región se compromete con el proceso.
El vino llegó a la península ibérica como producto de las relaciones comerciales con los griegos y los fenicios aproximadamente en el siglo VII a.C. Inicialmente, esta bebida milenaria a la que se le atribuyen tantos beneficios, era para nobles. Esto se debía a que solo las familias de clase alta tenían los recursos para adquirir los jarrones de cerámica griega en los que se envasaba el vino. Con la posterior llegada de las legiones romanas el vino se empezó a procesar en tierras castellanas. Esta labor era mucho más sencilla con el uso del arado italiano. Y con la llegada de la religión católica, el vino sangre de cristo, era necesario para las ceremonias y celebraciones sacras. Es por esta razón que en aquellos años los principales cultivadores de vino eran los monjes. Y fueron ellos quienes desarrollaron las mejores técnicas para la producción de vino de calidad.
El vino peninsular adquirió tal calidad que inundaba las calles italianas. Por lo que como primera de expresión de denominación de origen, los romanos empezaron a diseñar ánforas diferenciadas para el vino local. Otra representación inicial del vino de la mancha podría ser la referenciación que se hace de la bebida de la Mancha en la magistral obra de Miguel de Cervantes. Es el reflejo de la importancia del vino en la cultura de la región. En una parte Sancho Panza en la ínsula de Barataria reclama beber solo el vino local y no el extranjero.
Por la cercanía con Madrid el vino Castilla la Mancha fue uno de los preferidos por la realeza. Y con la llegada de la revolución industrial y el ferrocarril el vino se empezó a enviar a todos los rincones del país. Las sepas castellanas fueron las únicas en sobrevivir a la plaga de la filoxera y los vinos manchegos se volvieron la alternativa productiva del continente europeo. Se extiende el tejido social de los pequeños productores que procesan el vino en las bodegas. Y esta labor se vuelve la principal actividad económica de la región, generadora de empleo e intrínseca a la cultura. Hoy por hoy el gobierno regional sigue impulsando la vinicultura, el turismo y la ruta del vino como estrategia para encontrar nuevos mercados.
Castilla la Mancha no es solo vino
Aunque efectivamente el vino es símbolo de la región de Castilla, no es lo único que hace sobresalir este territorio. El ayuntamiento de Guadalajara ofrece servicios turísticos por algunos de los lugares insignia. Los paisajes más espectaculares están ubicados en Guadalajara, Albacete y Toledo. Zonas como los chorros del rio mundo, el parque nacional de cabañeros, las cercanías de los ríos Cuervo y Segura. Así también hay sitios que pueden impulsar el turismo de la región.
Ciudades patrimonio de la humanidad
Hay un centenar de edificios emblemáticos en Castilla-La Mancha. Los cascos históricos de las ciudades de Cuenca y Toledo fueron declarados patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Estos encierran una gran variedad de construcciones, así como piezas arqueológicas, cerámicas, castillos, catedrales, entre otros. La Sigüenza, un pueblo ubicado en Guadalajara y también es un parador turístico. La localidad cuenta con una gran riqueza histórica y cultural. Todo el pueblo representa una escenografía medieval que incluyen un castillo, torres, la catedral de Santa María de Sigüenza, además de las casas antiguas.
La Ruta del Quijote
Sin lugar a dudas La Mancha es conocida a nivel mundial debido a la obra literaria de Miguel de Cervantes. Es por esta razón que una de las visitas obligatorias es la ruta que recorrió el Quijote con su fiel escudero Sancho Panza. Los molinos del campo de Criptana, localizados en la ciudad real, donde cada molino ha adquirido un oficio especial. Uno de ellos aloja el museo de Sara Montiel, otro es el museo del vino y uno más es la oficina de turismo. En las cercanías también se encuentra ubicado el museo Cervantino y el Castillo de Rochafrida.
El Gran casino la Mancha
Finalmente, una construcción mucho más moderna pero igual de especial es el nuevo gran casino la Mancha en Illescas. Inaugurado en el año 2016 por el grupo empresarial Ballesteros, es el resultado de un nicho de mercado inexplorado en la región previamente. Debido a la popularidad de sus versiones digitales, como Betway casino, que ofrece juegos de práctica e información general, reglas y estrategias de los juegos de casino, las personas se han familiarizado con los juegos y buscan extender su experiencia a las mesas reales, sintiéndose más cómodos y seguros. Respecto al Gran Casino la Mancha, este cuenta con sala VIP y una gran diversidad de mesas de juego.
El casino, inspirado en las construcciones asiáticas de lujo, está orientado también en este mercado. Cuenta con 26 mesas con diversos juegos, ruletas electrónicas, póker y más de 56 máquinas de casino. El enfoque principal del gran casino son los torneos y el póker que cuentan con una sala exclusiva en la primera planta del edificio. Todo esto lo hace un lugar idílico para los turistas extranjeros.
En conclusión, aunque el vino es la médula económica y cultural de la región, no es el único atractivo de Castilla La Mancha. Todo lo contrario, es una zona rica en paisajes naturales, patrimonio histórico y construcciones emblemáticas.