El Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha ha desestimado el recurso de apelación y confirmado la pena de 40 años a Sergio Morate Garcés, culpable del doble asesinato de Laura y Marina.
Este nuevo revés judicial al asesino Sergio Morate Garcés, en su intento de que le redujeran el límite máximo de cumplimiento a 30 años, ha sido muy bien recibido por las familias de las víctimas que agradecen, a través de un escrito remitido a los medios de comunicación, » esta sentencia al tiempo que reiteramos nuestras razones para creer en la JUSTICIA y en la imparcialidad de Magistrados, Jueces y Fiscales en la aplicación de la misma, tras este nuevo revés para las pretensiones del asesino y su letrado ante la reiteración de recursos de apelación presentados, desde que se inició el procedimiento, y la prevalencia de la Ley en el Estado de Derecho».
En dicho escrito, María Chamón insiste en que las familias estarán vigilantes para que las penas impuestas con sentencias firmes, con las prohibiciones, las costas judiciales e indemnizaciones se cumplan en su totalidad a la vez, que, «entendemos, que no debe obtener ningún beneficio penitenciario éste asesino hasta el total cumplimiento de las mismas».
«Finalmente, el doble asesino Sergio Mórate Garcés, debe saldar su delito con la cárcel y el cumplimiento íntegro de la pena impuesta ya que, este, es el único consuelo que tenemos los familiares de las víctimas por las muertes de Laura y Marina porque, el dolor, la pena, la angustia y sus pérdidas las llevamos nosotros como cadena perpetua desde el día de sus brutales asesinatos. Nunca estarán con vida entre nosotros, no, pero sus vidas permanecerán en nuestros corazones aunque, nuestras almas, hayan quedado hechas trizas para el resto de los días sabiendo que asesinó a nuestras hijas salvaje y cobardemente, abusando de su superioridad al estar indefensas, y siendo consciente en todo momento de lo que hacía.
Este monstruo ha deshonrado a ésta ciudad de Cuenca con su doble asesinato y, a nosotros, padres y hermanas, nos ha quitado lo más valioso y sagrado: la vida de lo que era carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre sin mostrar arrepentimiento ni dolor», finaliza el escrito.