Volvía a rugir El Sargal con su gente. Después de que la provincia de Cuenca avance a la fase 2, los 300 aficionados del Incarlopsa Cuenca se acercaron como temporadas pasadas con bufandas, camisetas e instrumentos para animar a su equipo. La peculiaridad de esta vez era la mascarilla que, en algún caso, iba a juego con la equipación. Los de la Serranía llegaban con ganas de regalarle la victoria a su público, para seguir soñando con la Copa del Rey. Por otro lado, el BM Benidorm llegaba en racha tras vencer cómodamente al Puente Genil.
A modo de curiosidad, el último partido de la escuadra conquense antes que la competición se parase por el avance de la pandemia fue en semifinales de la Copa del Rey. Ante el BM Benidorm, con un Simonet que ejerció de verdugo. Desde ese 8 de marzo, las cosas habían cambiado mucho. El central argentino cambió de bando, Dutra y Natan migraron de Cuenca y los benidormenses incorporaron refuerzo de nivel, como Mario López.
Al iniciar el partido fue Bulzamini quién abrió la lata del partido. El inicio era positivo para quienes volvían a reencontrarse con su gente, llevando la ventaja 3-1 en los primeros cinco minutos. El momento en el que se modificó el camino estuvo caracterizada por la exclusión a Pablo Vainstein durante dos minutos. En ese parcial, los de la costa alicantina aprovechaban cada perdida para hacerla buena al contrataque. Es por ello por lo que, Lidio Jiménez optó por su minuto de oro para evitar que los de Fernando Latorre amplíen su distancia.
En este tiempo muerto, las consecuencias fueron positivas para los de Castilla la Mancha. Recién en el minuto 20 dejó de controlar la situación. De pasar de un equipo nublado en ataque a ser dominadores en su juego. Durante ese tiempo, el BM Benidorm se iba ahogando más y más en el vaso conquense del tiempo muerto.
Cuando el empate estaba en la palma de la mano, los azules mandaron el partido a tiempo muerto. Dicha pausa no sirvió para otra cosa que no fuera para ampliar la intensidad del partido. Según pasaban los minutos, ambos equipos se encaraban y sumaban picante al final del partido, lo que supuso más de una amonestación por parte del dúo arbitral.
Sobre el final del primer ecuador, los de Fernando Latorre intentaban de todas las maneras ampliar su ventaja, mas, la buena táctica ejecutada y las definiciones desde el pivote de Martín Doldán dejaban al equipo vivo de cara al final de los primeros treinta de juego. No obstante, se fueron al descanso por debajo por el gol de James Parker quién cojeaba hasta el final del partido.
La segunda mitad empezó y, gracias a la regularidad y eficacia de Nacho Moya, fue el Incarlopsa Cuenca quién tomaba la batuta de la orquesta del partido. En este momento del cuento, es fundamental destacar la actuación de Leo Terçariol. Cada ocasión que peligraba su portería, el meta brasileño aparecía para salvaguardar a su equipo cuando más lo necesitaba y la distancia se ampliaba.
Fue uno de los partidos más igualados que ha vivido El Sargal esta temporada. Sin ir más lejos, la diferencia para los locales, que parecían llevarse el partido en los últimos diez de juego, no superaba los dos tantos. Durante la recta final, con el marcador mostrando empate y veintiocho minutos de la segunda parte, los de la Marina Baja acechaban con asaltar el templo rival y, si no hubiera sido por un toque in extremis por Fede Pizarro, podrían haberse llevado los puntos.
A falta de un minuto, el empate a 24 era la realidad en la que Lidio Jiménez pidió su tiempo muerto. Sin conseguir el gol que aseguraba puntuar, el turno de atacar era para Fernando Latorre. Su ataque sobre la bocina terminó con Leo Maciel sentenciando el duelo en un empate.
Por Nahuel Briscek