El Deportivo Guadalajara ha vivido su gran noche copera poniendo contra las cuerdas a todo un Barcelona que sacó un equipo de gala en el Pedro Escartín. Ter Stegen, Pedri, De Jong, Fermín, Lamine Yamal…., y hasta el minuto 76 no pudieron marcar.

Ambiente extraordinario vivido en Guadalajara en una noche que no empezó nada bien. De hecho, empezó media hora tarde «por cuestiones organizativas y de seguridad», aseguraba el Club aunque el PSOE indicaba en redes sociales que justo a la hora en que debería empezar el partido se estaba firmando el decreto que autorizaba la utilización de las gradas supletorias.
Polémicas aparte, todo fue una fiesta. Este martes no era un día normal y se notaba en el ambiente desde por la mañana con la llegada del equipo catalán a Guadalajara. Hasta el hotel de concentración se dieron cita cientos de aficionados culés y curiosos en busca de un recuerdo. Ya por la tarde, la previa del partido a cargo de los aficionados hizo que la jornada fuera histórica.
Los alrededores del Pedro Escartín se llenaron pronto de aficionados y aunque la polémica por la licencia de las gradas supletorias distorsionó algo el ambiente, una vez que el árbitro pitó el inicio del partido se olvidó todo.
El Barça se tomó el partido con compromiso y profesionalidad. Posiblemente, sólo eso, no abandonarse cuando aparecían las dificultades, le permitió superarlo. Los goles de Christensen y Rashford certificaron la superioridad azulgrana. En Guadalajara siempre podrán decir que, para eliminarlo, Flick tuvo que poner a toda la artillería en el Pedro Escartín: Cubarsí, Balde, Pedri, Koundé… El campeón estará en el bombo de octavos.
Dispuesto a pelear, el Depor le puso un campo de minas al Barça en el Pedro Escartín. Sin disimulo, Pere Martí (desde un cabina y filmado constantemente por el equipo de Jugones) puso a los alcarreños con una defensa casi abrazada a su portero. El plan funcionó. Apenas se asomó por los dominios de Ter Stegen, pero atascó el ataque azulgrana con una espectacular defensa de ayudas. Solidaridad y pierna fuerte en la noche fría de Guadalajara.
Al Barça le costó desperezarse y construir oportunidades reales. Flick había hecho cambios en el once y los automatismos funcionaban demasiado lentos. Por la izquierda, Fermín y Jofre resultaron previsibles. Y por la derecha, Casadó y Bardghji estuvieron poco profundos. Lamine, situado de nuevo en la posición de enlace como en La Cartuja ante el Betis, acabó tirado en la derecha, desde donde más le gusta generar. Aglutinó juego, pero también le faltó clarividencia. No era fácil. Había trampas por todas partes.
El Barça se marchó al descanso 0-0 sin haber sido capaz de crear una opción real de semigol. Rashford y Bardghji lo intentaron en dos faltas directas, Fermín se sacó un buen golpeo que acabó fuera. Y, finalmente, en los últimos minutos, apareció Eric, que cabeceó dos veces cerca de Vicente. Todo muy tibio. Suficiente para que el Pedro Escartín despidiese a sus jugadores al descanso con el grito de “Sí, se puede”, soñando con alguna de esas noches mágicas sólo posibles en Copa.
Flick estaba alerta. De entrada, había sorprendido la alineación de Ter Stegen, que llevaba sin ponerse el brazalete de capitán del Barça desde el pasado mes de mayo; y había confirmado que en la rueda de prensa iba de farol. Casadó, al que había descartado para el lateral, jugó de ‘2’; y Fermín, anunciado como posible nueve, actuó acostado en la izquierda, una posición que le penaliza porque no tiene salida por ahí. Había curiosidad por saber si el alemán se inventaría algo en el descanso. Laporta, embutido en un abrigo en la grada junto a su plana mayor (Deco, Alejandro Echevarría, Masip), tampoco lo veía demasiado claro. Era tiempo para Flick.
El alemán movió relativamente el árbol. Metió a Cubarsí en el campo. Pero, sobre todo, cambió a todas las piezas del ataque. Lamine pasó a la derecha, Bardghji, al medio; Fermín como ‘9’; y Rashford, a la izquierda. El inglés tuvo las dos primeras de la segunda parte. Vicente estuvo rapidísimo en ambas. Excelente, se diría, en la segunda.

