Aunque hoy sea un completo desconocido para la mayoría de los conquenses, Ceferino Palencia Álvarez, nacido en 1860 en la población de Fuente de Pedro Naharro, fue durante más de tres décadas – las dos últimas del siglo XIX y la primera del XX –uno de los autores teatrales más celebrados de nuestro país además de traductor, director de escena y empresario teatral, entre otros, de los tres grandes coliseos del Madrid de la época: el Teatro de la Comedia, el Teatro Español y el Teatro de La Princesa, hoy Teatro María Guerrero. Su figura y trayectoria serán analizadas en la charla que, dentro de la programación semanal de la Real Academia Conquense de Artes y Letras, dará Este martes 13 de marzo el escritor y académico numerario Francisco Mora. Será a partir de las ocho de la tarde en el salón de actos de la corporación, en la segunda planta del edificio de las antiguas Escuelas de San Antón, junto a la iglesia de la Virgen de la Luz, y, como siempre, con entrada libre y gratuita hasta completar la capacidad del local.
Un comediante de éxito
La charla de Francisco Mora girará en torno al personaje y su obra situándolo en el contexto teatral de su época, una época en la que, como se señalaba, fue tremendamente conocido y gozó de grandes éxitos – aunque también fracasos– con su teatro: escribió más de una treintena de obras originales, tradujo al menos otra veintena de piezas (sobre todo del francés) y como empresario llegó a ser uno de los dos o tres hombres más poderosos del mundillo teatral en España codeándose con todos los políticos, escritores e intelectuales de su tiempo, incluida la Casa Real. Introdujo en masa el teatro extranjero en España, – sobre todo el francés, con Victorien Sardou y Alejandro Dumas, hijo, a la cabeza, pero también el de otros dramaturgos europeos como Ibsen, Sudermann, Maeterlinck, Tolstoi o Bracco – pero también estrenó obras de buena parte de los autores españoles del momento: Galdós, Emilia Pardo Bazán, Eugenio Sellés, Enrique Gaspar, Miguel Echegaray, Manuel Linares Rivas, Juan Antonio Cavestany y un largo etcétera, poniendo sobre las tablas cientos de obras no solo en los teatros de Madrid, sino también de Barcelona y de casi todos los de la geografía nacional, pues la recorrió de norte a sur en sus innumerables giras, además de los teatros de América, ya que pasó temporadas completas en los más importantes coliseos de varios países de aquel continente: Argentina, Uruguay, Cuba…Toda su trayectoria profesional está indisolublemente unida a la de su esposa, María Tubau, unánimemente considerada por toda la crítica, durante mucho tiempo, como la mejor actriz del país en aquellos años y que fue siempre, claro está, la primera actriz de todas y cada una de las compañías que formó con su marido.
