Cerrar una etapa siempre es duro. Aunque al Incarlopsa Cuenca le falta su visita al Palau de Benidorm para dar punto final a su temporada, su choque ante el Bidasoa Irun iba a ser la despedida ante su gente. Un duelo que, en otras circunstancias hubiera recibido el cartel del partidazo de la jornada, llegaba de una manera muy descafeinada. Para ambos equipos el pescado estaba vendido. Mientras los de Lidio Jiménez se quedaron en el camino para lograr su pase a Europa, el equipo irundarra ató con solvencia dicha plaza en partidos anteriores.
A este duelo se le sumaba otro factor fundamental: las bajas de la temporada siguiente. Varios fueron los jugadores que disputaban en la tarde del 22 de mayo su último partido en la que fue su casa. Es por ello por lo que, antes de iniciar el partido, desde el club conquense se quiso homenajear a Lucas Moscariello, Pablo Vainstein, Sergio López, Leonel Maciel y Ángel Pérez de Inestrosa. Estos jugadores migran de la ciudad castellanomanchega para seguir proyectándose o para colgar las botas.
Con el pitido inicial las caras cambiaron de manera rotunda. Lo que parecía un partido sin presiones se transformó en todo lo contario. En los primeros compases fueron los de Jacobo Cuétara quienes daban los pasos al frente, mientras los locales los acompañaban en el resultado. Fue entonces cuando el cambio llegó por parte del Incarlopsa Cuenca. Los pupilos de Lidio Jiménez hicieron buena la localidad siendo ellos quienes golpeaban primeros. No obstante, la pausa rival devolvió al Bidasoa Irun al frente.
De esta forma, ambos equipos llegaron al descanso con una diferencia en contra de los rojos de un gol (9-10), por el gol de Davide Bulzamini sobre la bocina.
En el segundo tiempo se vio una réplica de lo ocurrido, hasta el tiempo muerto de Lidio Jiménez. La pausa ocasionada en el décimo minuto del segundo periodo marcó un antes y un después en el partido. Antes del minuto de oro, el equipo de Irun superaba la portería conquense, después no. Antes del minuto de oro a los conquenses les contaba penetrar la puerta rival y subir su marcador, después no. Fue tal el momento de cambio que ninguna de las pausas de Jacobo Cuétara influyó en el partido. Desde ese momento, un parcial 5-0 cambió las tornas de manera drástica.
Una vez por delante en el marcador, el Incarlopsa Cuenca pudo gestionar con calma y sensatez el partido para dejar los dos puntos en casa. Cabe destacar que, con esa piedra angular, el equipo bidasotarra solo subió el marcador en dos ocasiones. Buena parte de culpa la tuvo Maciel siendo protagonista con un 48% de eficacia bajo palos. De esta manera y con el 21-17 final, El Sargal dictó sentencia. Fue entonces cuando los que se despedían de su público fueron recibidos por su afición entre cánticos y aplausos, recordándoles que Cuenca siempre será su casa.
Por Nahuel Briscek