
Dos cabalgan juntos por el «Marruecos español». De Sidi Ifni a Tan Tan por Playa Blanca
Sidi Ifni, a pesar de estar junto al Atlántico y a tiro de piedra de las Islas canarias, tiene un clima árido, desértico, aunque la ciudad goza de un microclima especial, bastante más suave que en el caluroso territorio del interior. Suelen darse nieblas cerradísimas y, por eso, por su aprovechamiento,en 2016, la ONU premió la iniciativa de captación del agua de la niebla para abastecimiento de agua potable al igual que las iniciativas desarrolladas en Canarias o Chile. Aún así, la cercanía del desierto se hace notar en la baja pluviosidad, en la flora y, de vez en cuando, por la llegada del viento siroco, del desierto, que puede elevar repentinamente la temperatura ambiental a 50 °C.
Pues ahí, en Sidi Ifni, Luis Lapeña, y Manuel Sanz, recorrían la ciudad antes de partir en busca de la costa atlántica que, como apuntábamos en el reportaje anterior, estaba en pleamar y tuvieron que esperar a que bajase la marea.
Aquí, en Sidi Ifni, hemos encontrado vestigios del dominio español. Una población en la que quedan algunos edificios, propiedad de la administración española, que a duras penas se mantienen en pie con el escudo del águila franquista.
Sonia Gámez, en un trabajo realizado en 2019, escribía que “el patrimonio arquitectónico de Sidi Ifni juega un papel esencial como testigo del pasado, sin embargo, nadie parece estar preocupado por frenar el declive de las pretéritas ambiciones urbanísticas de España. Es cierto que algunas edificaciones se han mantenido en un buen estado de conservación debido a las reconversiones de los edificios, como ha sucedido con algunos acuartelamientos ocupados por el ejército marroquí. Otros edificios han cambiado su funcionalidad en el transcurso de los años, como es el caso de la Comandancia de Marina convertida en restaurante; o el edificio de la Secretaría Naval Española, en forma de proa de barco, que se ha transformado en vivienda, o el cuartel de Infantería de Marina hoy un hotel.
Este delicado conjunto arquitectónico aguarda estoicamente a ser apuntalado mientras las evocaciones nostálgicas del pasado penden de un hilo. Algunos de estos edificios parecen haberse quedado congelados en el tiempo, como el antiguo Consulado, con sus ventanas tapiadas guardando celosamente secretos olvidados. Este edificio se encuentra en la rotonda formada por la plaza Hassan II, antaño de España, junto a la antigua iglesia que hoy parece casi abandonada. Con una importante carga simbólica resiste aún el Cine Avenida con su espléndida fachada, a la espera de retomar sus funciones cinematográficas”.
Tanto Luis, como Manuel, tropezaron con un nativo que, enseguida, comenzó a contarles la historia de Sidi Ifni. Sí, nos ha contado toda la historia y nos ha enseñado montones de fotos de la época del dominio español hasta la guerra del 58 y, después, la independencia en el 69 y ya, acto seguido, nos hemos ido directamente a la costa dispuestos a hacer kilómetros, kilómetros, kilómetros y más kilómetros al borde del mar.
Pues al borde del mar, en esa costa, iban a descubrir una especie de cementerio marino, entre bandadas de gaviotas, que buscaban comida gratis. Hemos visto restos de delfines, bastantes, y también restos de tortugas en la misma costa. Daba cosa el espectáculo que se presentaba ante nuestros ojos pero, las dunas a la izquierda, y el mar azul a la derecha, nos envolvía en una especie de guion para una película no sé si de ciencia ficción o futurista porque, el espectáculo, era impresionante, asegura Manuel, y más cuando vio lo que, el Océano, vomitaba en la orilla: es que no nos concienciamos. No nos damos cuenta, o no queremos darnos cuenta de lo mal que utilizamos el planeta los seres humanos. ¿Cómo es posible que, en un sitio inhóspito, nos encontremos con un basurero de plásticos vomitados por el mar? Hemos visto infinidad de plásticos, botellas, garrafas… tiramos demasiadas cosas que, al final, todas acaban en el mar y por ende en las playas.
Al caer la tarde, después de surcar kilómetros por las dunas, Manuel y Luis han llegado a Tan Tan que, entre 1912 y 1958, formó parte del Protectorado Español de Marruecos, administrado como parte de Cabo Juby, Sáhara Español y África Occidental. Desde la ciudad, se han desplazado unos 12 kilómetros para pasar la noche en un hotel en medio de la nada.
Vídeo. Sidi Ifni, por las playas blancas y el hotel en medio de la nada
