Han pasado muchos años, más de sesenta. Cuenca, 1956. Los exteriores de la ciudad se habían puesto de moda y el cine era, si no la única, sí unas de las más importantes ofertas de entretenimiento que teníamos los españolitos de posguerra además del fútbol, también por entonces el deporte movedor de masas sobre cualquier otro.
Los estudiantes de la época andábamos un poco a la que salta, y las pequeñas ciudades castellanas solían cambiar de aspecto con cualquier motivo ajeno a su vivir de cada día. Cuenca había sido elegida para filmar varias películas, algunas con previsible éxito de público, como así fue. Podemos decir que la ciudad de Cuenca recorrió el mundo ofreciendo su paisaje único y su urbanismo de posguerra, como escenario de películas que, aun en blanco y negro, dieron a conocer a España y a fuera de España no pocos de sus personales encantos. Hoy me refiero a la película producida por Suevia Films titulada “Calle Mayor”, versión libre, muy libre, de la obra teatral de Carlos Arniches “La señorita de Trévelez”, de la que se procuró eliminar una buena parte de su comicidad y resaltar, en cambio, lo poco que en su origen pudiera tener de dramatismo.
Una producción hispano-francesa dirigida por Juan Antonio Bardén, contando como figuras estelares con Betsy Blair, José Suárez, Yves Massard y Luis Peña en sus principales papeles. Se rodó en tres ciudades castellanas: Palencia, Cuenca y Logroño, siendo los paisajes y rincones de la Ciudad del Júcar, exteriores muchos de ellos, los que daban carácter y destacaban sobre cualquier otros a lo largo del film; sin duda, el más importante de la cumplida producción de Bardén, quien como director marcó una época con una serie de películas famosas, de las que quiero recordar “La muerte de un ciclista” y “La venganza”, ambas de aquella misma época.
Como la trama argumental venía a coincidir, más o menos, con la de la época en la que la película se rodó, los actores en sus horas libres solían pasear, como unos de tantos, por Carretería al anochecer, o tomaban unos vinos en el Colón y La Martina, sin necesidad de cambiarse el vestido del rodaje.
Han pasado muchos años, sí; y “Calle Mayor” sigue figurando por derecho propio, entre esa media docena de películas más importantes del cine nacional de todos los tiempos, que los españoles solemos seguir, aunque muy de tarde en tarde cuando nos las ponen por televisión; algunos con simpatía, conocida su extraordinaria calidad, y otros con nostalgia, al haber sido, aunque muy jóvenes, testigos de su rodaje ya en lejanos tiempos.

