La provincia de Cuenca ha presentado un comportamiento inusual en sus cifras de mortalidad durante el primer mes y medio del verano. En contra de lo que suele ocurrir durante los periodos de mayor calor, se ha registrado un número de fallecimientos inferior al esperado. Según los datos oficiales del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), entre el 1 de julio y el 15 de agosto se observaron 236 fallecimientos, una cifra que se sitúa significativamente por debajo de las estimaciones.

Los modelos estadísticos del MoMo, que se basan en series históricas de años anteriores, preveían 258 muertes para este mismo periodo en condiciones normales. La diferencia arroja un saldo de -23 fallecimientos, lo que técnicamente se conoce como un «defecto de mortalidad». En otras palabras, en Cuenca fallecieron 23 personas menos de las que se preveían estadísticamente.
A pesar de esta tendencia general a la baja, el impacto de las altas temperaturas no ha pasado desapercibido. El informe del MoMo atribuye de forma directa una de las 236 muertes registradas a los efectos del calor, confirmando que, incluso en un contexto de menor mortalidad general, el riesgo asociado a las olas de calor sigue presente.
El sistema MoMo analiza la mortalidad por todas las causas para detectar desviaciones significativas que puedan estar asociadas a factores como olas de calor, epidemias de gripe u otros eventos de impacto en la salud pública.
En resumen, el balance para Cuenca en este periodo estival presenta una doble lectura: por un lado, una noticia positiva al mantenerse la mortalidad general por debajo de los niveles esperados; por otro, la confirmación de una víctima mortal por el calor, que subraya la importancia de mantener las medidas de prevención y cuidado frente a las altas temperaturas, especialmente en los colectivos más vulnerables.

