La niebla y el agua marcan la mañana, en Las Majadas, como lo hacen en los vallejos de la fuente de la Taza, de Navalafuente y de la misma tiná del Rojo en donde una línea, invisible, separa la sierra de lo que, a partir de aquí, para abajo, deja de serlo por la Silleja hasta los Yesares. Desde aquí, queda un buen tramo hasta el albergue del Navazuelo, en el campo de golf de la vereda.