Como cada 28 de junio celebramos el Día Internacional del Orgullo LGTBI. Se trata de una jornada que sirve para conmemorar las reivindicaciones históricas de un colectivo que, aún hoy, pese a los logros conseguidos, ha de continuar su lucha por el reconocimiento, la visibilidad y la consecución de su derecho a amar, a ser y a sentir en condiciones de plena igualdad.
Hay personas que desde muy pequeñas se ven obligadas a desarrollar una personalidad falsa; a no mostrarse como realmente son; a vivir una vida que no quieren vivir o que no les hace felices. Una personalidad que en muchos casos se convierte en un escudo por miedo al rechazo, a discriminaciones o a agresiones. Una personalidad detrás de la que existe miedo, dolor o no aceptación por la presión de la sociedad.
Por esto es imprescindible celebrar y conmemorar el Orgullo LGTBI. Porque hay que visibilizar, normalizar, avanzar. Porque todas las personas deben ser libres a ser, a amar y a expresar. Con orgullo; sin miedo; con determinación. Y porque la sociedad en su conjunto se debe plantar ante cualquier gesto de odio, cualquier ataque o cualquier episodio de discriminación.
Soy una de las personas convencida de que somos más quienes queremos vivir en condiciones de libertad y de igualdad. Somos más quienes promovemos el respeto, la tolerancia y el buen trato. Y son menos quienes niegan derechos o quienes promueven la invisibilidad o el odio. Pero, aun siendo menos, van ganando terreno y son demasiado ruidosos.
En Castilla-La Mancha nos preocupa el retroceso que estamos viviendo con discursos que niegan los derechos LGTBI o que condenan al movimiento a la invisibilización. Decisiones con las que pretenden devolvernos a los armarios y actitudes que empoderan a quienes discriminan y odian.
¿Qué problema hay con una bandera como la Arcoíris? ¿Por qué se invisibiliza o se frivoliza con la conmemoración del Orgullo? ¿Por qué hemos vuelto al ‘no si yo respeto’ pero mejor que no se vea? Al celebrar, pero no tanto. Pues, sencillamente, porque algunos y algunas no reconocen los derechos de las personas LGTBI y no valoran nuestra diversidad sexual. Porque se sigue pensando en excepción en lugar de en normalidad.
Hace dos años que aprobamos, por unanimidad, la Ley de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI en nuestra región y seguimos trabajando por desarrollar todas las políticas públicas que promuevan la igualdad de trato y oportunidades, mediante medidas efectivas que son un paso hacia adelante para conquistar los derechos por los que las personas LGTBI llevan mucho tiempo luchando y visibilizando con ‘mucho orgullo’ la diversidad sexual que nos une.
Desde Castilla-La Mancha hemos puesto en marcha el Servicio de Atención Integral a Personas LGTBI, donde hemos atendido a más de 1.500 personas que necesitan y nos demandan, en más de un 50 por ciento, atención psicológica porque tienen que sanar sus heridas, las secuelas emocionales debidas a situaciones de discriminación o episodios de violencia física, verbal o simbólica.
También, se puso en marcha el portal web lgtbi.castillalamancha.es donde se recogen todas las medidas y acciones que se llevan a cabo desde el Gobierno regional, la Estantería Arcoíris dentro de nuestra Red de Bibliotecas Públicas en la región, promoviendo una cultura inclusiva y diversa y, se sigue trabajando para poner en marcha el Consejo de participación de personas LGTBI en Castilla-La Mancha, el Plan Estratégico de Políticas Públicas LGTBI para la coordinación y atención de la diversidad sexual y la Red de Municipios de Igualdad y Diversidad, entre otras muchas medidas.
Queda mucho camino por recorrer, tenemos que seguir avanzando en igualdad y diversidad, vamos a seguir dando la batalla frente a la intolerancia y a la discriminación, llenando de colores y derechos nuestra región.
Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha, estamos con las personas LGTBI, siempre.
En Castilla-La Mancha, el orgullo y la igualdad nos unen.
Opinión de Sara Simón Alcorlo. Consejera de Igualdad de Castilla-La Mancha