Las Fiestas culminaron con la tradicional caldereta, de la que se repartieron casi 1.600 raciones, en una velada amenizada por el humorista Agustín Durán, y tras la que se celebró el desfile de despedida
Punto final. Las Fiestas de verano de Cabanillas 2022 ya son historia, y sólo faltan 365 días para las de 2023.
La «Semana Grande» cabanillera bajó el telón este domingo, en una tarde-noche en la que se celebró la última «cena popular» de Fiestas, la de la tradicional caldereta. Casi 1.600 raciones de un riquísimo guiso de ternera, muy alabado por los comensales, se repartieron desde las 21:30 h. en el Recinto Ferial para una cena de hermandad que resultó muy concurrida.
La cita gastronómica fue amenizada, como es habitual en estos eventos, por un espectáculo final. En este caso, un estupendo monólogo de humor, a cargo del manchego Agustín Durán, un humorista nacido de la viralidad de las redes sociales, y ahora habitual en la televisión pública regional, y que cada vez es más conocido fuera también de la región.
Durán se metió al público en el bolsillo con un monológo cercano, muy pegado a lo rural, sencillo pero cargado de retranca, y sobre todo muy cercano con los espectadores, con los que practica algo siempre agradecido: reírse con ellos, y no de ellos. El de Ciudad Real tiró de costumbrismo para defender lo cercano frente a lo impostado, lo tradicional frente a las modas absurdas, y combinó su discurso humorístico-terruñero con algunas canciones que él mismo acompañaba al piano. Resultó muy simpático, y fue muy aplaudido.
Tras hora y cuarto de actuación de humor era el momento del último evento del programa: El Desfile de Despedida, en el que una charanga abría una nutrida comitiva de peñistas, vecinos y vecinas, que caminó desde el Ferial hasta la Plaza del Pueblo. Una vez allí, frente a la fachada del Ayuntamiento se prendió un breve pero muy bonito castillo de fuegos artificiales, que se coronó con una traca con la que Cabanillas decía, ya sí definitivamente, «hasta siempre» a las Fiestas de 2022, las primeras tras dos años de larga ausencia pandémica
