La actividad navideña de los «Cuentos por teléfono» cerró su sexta edición con casi un centenar de historias contadas
Érase una vez un pueblo, ni grande ni pequeño, donde todos los años se organizaba, cuando se acercaba la Navidad, una actividad para que personas de cualquier edad, a las que les gusta escuchar cuentos, llamaran por teléfono a su Ayuntamiento durante un espacio de dos horas, y escucharan una historia contada al otro lado de la línea telefónica. Esta peculiar costumbre nació en el año 2020, cuando nadie podía salir a celebrar fiestas en el exterior de sus casas porque había una pandemia. Pero gustó tanto, que cuando terminó la pandemia, el Ayuntamiento de este pueblo ni grande ni pequeño decidió que había que seguir contando cuentos por teléfono cada Navidad. Y así pasó un año, y otro, y otro… hasta seis seguidos en los que la actividad «Cuentos por Teléfono de Navidad» siguió siendo una de las propuestas culturales más originales y peculiares de los actos de Navidad en toda la comarca. Ese pueblo se llamaba Cabanillas del Campo…

Y, efectivamente, los despachos del Ayuntamiento de Cabanillas volvieron a ser un hervidero de llamadas en la tarde de este miércoles 17 de diciembre, en una actividad que se organiza desde la Biblioteca Municipal León Gil y la Concejalía de Cultura. Nueve voluntarios y voluntarias han sido este año los encargados de contar las historias a lo largo de dos horas: los dos concejales del área de Cultura (Luis Blanco y Rosa María García); la directora de la Biblioteca, Pilar de Isidro; sus compañeros bibliotecarios Goyo Lozano y Fanny Torres; varias de las narradoras aficionadas habituales de la localidad (Cheles López, Concha Soria y Ángeles Maestre), y también dos de las coordinadoras de clubes de lectura de la Biblioteca: Ana Yela, del Club de Poesía, y María Sagrario García, del Club de Novela Policiaca.
Se recibieron casi un centenar de llamadas desde las 18 a las 20 h., que atendía en la centralita del Ayuntamiento Pilar de Isidro, trasladando cada una de ellas a una de las personas voluntarias. La mayoría de las llamadas llegaban desde Cabanillas o municipios cercanos, aunque también hubo sorpresas nacionales e internacionales, con llamadas desde Sitges, La Palma, Zaragoza, o incluso Ecuador o Alemania. Cada «cuentista» tenía preparados para la ocasión un puñado de cuentos, de modo que podían adaptar la historia a contar en función de la edad o las circunstancias de la persona que marcaba el número de la centralita del Ayuntamiento, con cuentos más orientados a público infantil, adultos o a personas mayores.
Y colorín colorado, esta noticia se ha terminado.

