Tres excelentes músicos, Jorge Rentería (trompa natural), Karolina Michalska (violín) y Bernadetta Raatz (piano) interpretaron el concierto de Navidad de Bell´Arte basado en esta ocasión en repertorio para piano, trompa y violín. La particularidad del recital, que el público que prácticamente llenaba El Pósito supo apreciar en su justa medida, fue que Rentería utilizó una trompa natural, sin pistones, para interpretarlo, con el aporte de matices al sonido del instrumento que implica, y, naturalmente también, con la dosis extra de dificultad.
“Es el instrumento que se usaba a mediados del XVIII y principios del XIX. La diferencia con la moderna trompa de pistones es que la antigua, la natural, no tiene ningún mecanismo. Los sonidos armónicos se obtienen de la longitud del tubo, y de la forma en que se hace vibrar el aire. El resto de las notas salen, dependiendo de si abres más o menos la mano derecha sobre la campana del instrumento”, explicó durante el concierto el músico.
Ese sonido natural del instrumento fue perfectamente aprovechado por compositores como Brahms. Según Rentería, el ‘Trío para trompa, op. 40’ del genio de Hamburgo es la mejor y más compleja obra compuesta para trompa en el repertorio de música de cámara. “Brahms es un compositor top, y para los trompistas es un lujo contar con esta obra”, afirmaba después del recital. Igualmente en su opinión, la pieza “pierde mucho tocada con un instrumento moderno, de pistones”.
Cuando Brahms escribió el trío, en el año 1865, ya existían las nuevas trompas mecánicas. En este sentido, la segunda mitad del siglo XIX fue un periodo de transición. “Y Brahms, que era muy conservador musicalmente hablando, lo compuso pensando en el sonido de la trompa natural, pese a que ya sabía entonces que el instrumento moderno acabaría por imponerse”, sigue Rentería.
Este trío de Brahms “es una de las partituras más difíciles del repertorio de música de cámara”, añadía Raatz. Quizá por ello, su música, sus armonías, son magníficas, y aún más si el violín y el piano son acompañados por la trompa natural. Son muy pocos los intérpretes que, como Jorge Rentería, se atreven a ejecutar la pieza con este instrumento. “Entre una y otra nota, la trompa tiene una sonoridad completamente distinta”, explica la pianista, al respecto de la interpretación de su compañero. Esta misma op. 40 de Brahms tiene otra versión para violonchelo, “un truco de marketing de los editores musicales de la época, pensado para vender más copias, puesto que también entonces había más chelistas que trompistas”, contaba el trompista.
El trío de Brahms cerró brillantísimamente un concierto que había empezado con la ‘Sonata para piano y trompa op. 17’ de Ludwig van Beethoven. “Se trata de una obra perteneciente a su primer periodo musical, que escribió en sólo dos días”, explicaba a este respecto Rentería. Por eso el segundo tiempo de la sonata es tan breve. Beethoven la compuso pensando en un virtuoso intérprete bohemio llamado Jan Václav Stich, con el que entabló amistad y una relación profesional. “Por tratarse de una obra temprana, es muy clásica en sus formas”, puntualizaba Raatz. De hecho, y pese a ser anterior, la ‘Sonata para piano y violín de Mozart KV 379’ de Mozart, que completó el Concierto de Navidad, “parece más Romántica que esta obra de Beethoven”, valoraba la pianista.
También en la obra de Mozart, para piano y violín, las intérpretes introdujeron matices inesperados, “como las variaciones de las repeticiones, siguiendo la tradición interpretativa de la época”, terminaba Raatz.
Más de doscientas personas escucharon este Concierto de Navidad. “Los tres intrumentistas hemos disfrutado el concierto, tanto en los ensayos previos, magníficos, como en el propio recital”, terminaba Rentería. El concierto de Navidad lo organiza la Asociación Bell´Arte Europa, y está patrocinado por el Ayuntamiento de Sigüenza. Al final del concierto hubo una copa de cava, por cortesía de la Asociación de Empresarios, cuya presentación corrió a cargo de la concejala de Cultura, Sonsoles Arcones.
