En esos apuntes para la historia nazarena, los abuelos quedamos para hacer de eso, de abuelos y, por lo que me cuentan, en estos asuntos semanasanteros, para pagar las cuotas de los nietos y, llegado el caso, para llevarlos a la procesión de un suplicio que comienza cuando, una vez finalizado el desfile, con las consiguientes explicaciones de lo que está aconteciendo en esos momentos, el niño quiere que le lleve, otra vez, a ver a la Banda de Trompetas y Tambores.
Antonio Pérez Valero, que ve la luz de sus días en el año 1952, se acomoda en casa de sus padres en lo que hoy es la Avda de Castilla-La Mancha, nada más pasar el puente del ferrocarril, cerca del vivero, en aquella Cuenca que terminaba allí, en las Bodegas de la Jara y en la farmacia de don Emilio López Drake porque, las 200, aún no estaban y, a partir de ahí, era como un camino de herradura en el que mordían polvo las escasas bicicletas de la época y, en verano, hasta llegaban los ecos del cine Alegría totalmente descapotado.
Dicen que de casta le viene al galgo y así es en el caso de Antonio porque, su abuelo, José María Valero, era de la Hermandad de San juan Evangelista “y nos íbamos con él a la procesión. Me incorporé antes al desfile que a la Hermandad porque, la peseta que costaba la cuota era difícil de conseguir. Luego, con 6 años ya me apunté pero, vamos, que poco a poco nos fuimos incorporando nietos y nietos hasta que nos hicimos mayores y, por fin, conseguimos el sueño de ser banceros. Y todo esto con el abuelo José María porque, mi padre, que no era de Cuenca, no tenía esa raíz nazarena”, me dice Antonio en la fonda San Julián en donde, junto a su hijo Antonio, Javier Caruda, Sara Ayllón, Diego Castillejo y Antonio Abarca celebramos la publicación del nuevo libro ante capuces de alajú.
“Muy temprano, acompañaba a mi abuelo a las Juntas y pasé a la directiva de San Juan Evangelista con 20 años lo que, en esa época, no era muy normal. Y claro, los que dirigían la Hermandad, en la calle Solera, eran las personas que habían puesto en marcha nuestra Semana Santa tras la guerra incivil: Manuel Saiz Abad, Pedro Vergaz, Alfonso Téllez, Julián Sáiz, Miguel Arcas, Poli Aguilar y Emilio Palomo, entre otros, eran personas que las había visto con esa distancia del niño y que, cuando me incorporé, estando todavía ellos, adquirieron para mí un valor importantísimo como amantes de la Semana Santa y como poseedores de información que, en aquellos momentos, me trasladaban”, dice Antonio al tiempo que lamenta que, en estos tiempos actuales, el recuerdo de estas personas se quedan en círculos muy cerrados porque, la Semana Santa, además de ser un fenómeno social, es bastante anónimo.
Si no sabemos más cosas es porque no se han buscado
Antonio Pérez Valero es un hombre de números o lo ha sido hasta que, en el año 1986, se organiza el IV Centenario de los desfiles de las 6 de la mañana. “Hice mucha amistad con don Santos y con José María Sanchís y, en una de las muchas conversaciones con ellos, me dijeron que si no sabíamos más cosas relacionadas con nuestra Semana Santa, es porque no las habíamos buscado. Así que inicié una investigación de andar por casa repasando los libros de actas de las hermandades. Investigación que, además de llevarme a ver quiénes eran los directivos en los años 40 y 50, me permite acercarme a ellos, entrevistarlos e, incluso, a recibir por parte de alguno de ellos algún escrito que fotocopiaba y devolvía. Ahí comenzó todo, con ese primer libro del año 1986, editado por la entonces Caja de Ahorros, con prólogo de Ángel Martínez Soriano e ilustraciones de los hermanos Culebras”.
Uno, que es de letras, teme, y de qué manera, encontrarse con algún escrito del siglo XVI. Debe de ser similar a lo que ocurre con las redes sociales en este mundo incontrolado en el que la, impaciencia, impide ir más allá de un titular. “Es cuestión de costumbre. Sobre todo a partir de la etapa comprendida entre 1550 a 1600 en la que no hacen falta conocimientos de paleografía. Es la época en la que nace nuestra Semana Santa y la que comienzo a estudiar en el Museo Diocesano haciendo un poco el juego de un puzle ya que, identificada una letra, o una serie de letras, me permitía buscar palabras que se parecieran y, sobre todo, con la ayuda que recibía por parte de los que sabían. Así, voy avanzado hasta que en el 2008 me meto en los archivos y ya voy leyendo aunque, siempre, con la dificultad del estilo y escritura del escribano de turno”, añade Antonio.
En el año 1997 sale a la luz “A través de mi Capuz”. “Fue un reto que me propuse. Cuando dejé de ser presidente de la Junta de Cofradías, me propuse acabarlo basándome en los libros de actas de las Hermandades. Fue un aliciente porque no se había escrito nada hasta ese momento aunque, desde 1997, ya hubo muchos investigadores que escribieron de la Semana Santa. No estaba todo investigado, claro, y, así, salieron estudios muy buenos de Julián Recuenco, Ramón Pérez Tornero, Pedro Miguel Ibáñez…, busca nuevas fuentes, novedades, la esencia de los siglos fundamentales de la Semana Santa y, en estos 30 años, se ha mejorado muchísimo”.
En 14 años hay aportaciones nuevas que van desde “A través de mi capuz” a la “Cuenca nazarena hasta el siglo XX”. “En el 2011 ya llevo 4 años prejubilado y 4 de Archivo Diocesano. Me lo pateo, gracias a Marcelino, que me deja leer lo catalogado y lo no catalogado. “A través de mi capuz” es una obra de consulta rápida y, el del 2011, es más complejo porque el fondo de investigación parte de los legajos. Es más complicado y no toco para nada el siglo XX porque, el objetivo es dar a conocer los legajos”.
Apuntes para la Historia Nazarena Conquense
Hoy se presentan los dos volúmenes titulados, genéricamente, “Apuntes para la Historia Nazarena Conquense”. Una historia de procesiones cosida a sus hermandades. “No me atreví a que se llamaran Historia de la Semana santa de Cuenca porque todavía hay cosas por hacer. No conocemos todo lo relacionado con los orígenes pero hay un avance muy grande aunque se tardará tiempo en completarlo. Con estos dos volúmenes, vuelvo al formato de “A través de mi capuz” para que las hermandades tengan conocimiento de sus historias. Por un lado hay un capitulo general y, luego, cada desfile y cada hermandad que lo compone”, añade Antonio. “En diciembre de 2016, decido hacer un alto en el camino y colocar, poner en orden mis cosas tras 8 años de recopilar datos. Entonces, corto en el 2016 consciente de que quedan cosas importantes. Ocurrieron cosas, sí, la Coronación Canónica de las Angustias que no está recogida en el libro y otros asuntos relacionados con el Grupo Turbas o la Congregación pero siento la necesidad de marcar un tope”.
La fonda San Julián, lo que es restaurante, debió ser la entrada porticada a la que llegaban los carros y animales de esa época en la que, al menos yo, hablo en blanco y negro. Algo similar con estas cosas de nuestra Semana Santa, con estas historias en las que nada, como pez en el agua, Antonio Pérez Valero. Del blanco y negro de los archivos, al color de la actualidad. “Hemos cambiado en mucho. La calidad de las imágenes, la vestimenta, la representación en las calles…estamos ante imágenes muy distintas a las anteriores al 36. Las hermandades han sufrido cambios, claro que sí. Cambios religiosos y motivados, también, por su patrimonio. Mira, hubo un corregidor que tuvo un enfrentamiento con el clero, denuncias con el obispo y al que casi le declaran hereje porque no le dieron la vara que le correspondía por su cargo, y, por eso, no daba las llaves de la ermita de San Roque. El caso es que, en este enfrentamiento, afortunadamente llovió y, la gente, al tener tanta fe, sacó la procesión aun lloviendo, dice. Es algo que lo extrapolo ahora. Las procesiones no salen porque las hermandades, en lugar de seguir la penitencia, optan por la conservación del patrimonio. Yo me he mojado muchas veces en la madrugada y, en este sentido, quiero recordar que, hasta el año 2002, Solo se suspendió en el año 1956. Ahí estamos. Lo que noto es ese cambio en el sentimiento. Que no se sale. Se ha cambiado por el concepto del patrimonio pero no se tiene en cuenta el legado que nos dejaron nuestros mayores junto a los sufrimientos y verbenas que organizaron en los 50 para sacar dinero. En el año 1941 salió San Juan y se ha restaurado, en serio, en el 2000. Me crucificaran por esto pero, lo importante, no es la escultura”.
Por lo que cuenta Antonio, lo que ya le dijera don Santos en su tiempo sigue cobrando actualidad porque, a día de hoy, queda mucho por descubrir. “Mucho, mucho e importante. No hemos localizado la concordia de 1707 por la que se unen el Jesús de las 6 con el Cabildo de San Nicolás de Tolentino. Luego se escinden las hermandades pero, en ese año, se unen y la procesión la preside Jesús. No hemos localizado esa Concordia. En 1614 se pide autorización al Cabildo de San Nicolás de Tolentino para sacar la procesión de madrugara, procesión que prohíbe el corregidor por presiones del Cabildo de la Vera Cruz. Una prohibición que incumple la orden del rey. Curioso, pero habrá que encontrarlo”, termina diciendo Antonio Pérez Valero en este lugar, de columnas de piedra, que dejan huecos en los que, el roquedo, fue dueño y señor de esa parte de la ciudad poco más acá de la muralla de la Puerta de Valencia.
“Apuntes para la Historia Nazarena Conquense”, en dos volúmenes, es la última aportación de Antonio Pérez Valero para la historia de nuestra Semana Santa. Se presenta a partir de las siete y media de esta tarde, en los jardines de la Diputación Provincial, institución que por cierto los ha publicado y en los que El Liberal de Castilla colabora, junto a otros mejores fotógrafos que nosotros, con algunas fotografías (en nuestro caso fotogramas) relacionadas con nuestra semana de Pasión. “La respuesta de todos los fotógrafos ha sido fabulosa. Hicieron una preselección tanto ellos como las hermandades y, yo, hice otra. Todo eso, unido a las de Carlos Albendea, de los años 70, se ha completado una colección de fotos dignas de una galería de arte. Ha sido gratificante poder contar con ellos. Tenemos una mezcla de fotos antiguas, otras de los 70 y, el resto de los últimos años”.
José Luis Muñoz Martínez