El día marcado en rojo en el calendario llegó. La ansiada vuelta del aficionado al Sargal pasó a ser una realidad en la tarde en la que recibían al subcampeón de la Copa del Rey. Al igual que su aficionado, el teatro de los sueños conquense añoraba los ruidos de las trompetas, bombos y la sirena. Con el bufandeo y el movimiento de las banderas al son de los cánticos, el partido empezó con el Incarlopsa Cuenca con la pelota.
Las caras de felicidad y todo el cariño de la previa se transformó en pasión y fanatismo con La bocina inicial. En los primeros minutos, fueron los locales quienes mandaban en el marcador y en el juego. Hasta que Manolo Cadenas pidió el tiempo muerto a los 8´, los leoneses se veían superados por los conquenses desde la portería hasta el ataque. A partir de ese momento, los que vestían de azul tomaron el control del partido. Hasta entonces, los dos goles del Ademar de León fueron provocados por contraataques eficaces. Sin embargo, después de la primera pausa del reloj, la historia se contó distinta.
Fue entonces cuando apareció la figura de Dino Slavic, guardameta del Ademar. Pasó de ocupar un espacio en la portería a cubrirla en su totalidad. Si ya era difícil para el equipo de las casas colgadas encontrar espacios para disparar, el croata era capaz de evitar la mayoría de las amenazas que le aparecían bajo los tres palos. No obstante, si hay un culpable de que el marcador no se abultase en contra de los rojillos es Leo Maciel. Cuando parecía que la diferencia no dejaba de crecer, el meta argentino provocaba los aplausos de su público con paradas importantes, como la del final del primer tiempo. Con muchas cosas a mejorar y el marcador en su contra (10-13), los de Lidio Jiménez encararon los vestuarios.
A pesar de que los campos y banquillos se cambiaron, el guion no. La primera línea protagonizada por los Maristas Natán Suárez, Erwin Feuchtmann y Oleg Kisselev no dejaba de maravillar y encontrar con eficacia la portería rival. A pesar de esto, sus rivales eran capaces de mantener el ritmo de partido durante los primeros minutos. En muchas ocasiones, cuando tenía el balón el Incarlopsa Cuenca, sus esfuerzos en remontar resultaban en vano, volviendo los fantasmas de la primera parte a modo de presión y fallos en ataques. Este último es uno de los motivos por el cual el joven extremo leonés, Gonzalo Pérez Arce, terminó el partido con once goles, demostrando una vez más que ha hecho olvidar a Mario López.
En la recta final del partido, El Sargal parecía teñirse de remontada con un parcial 3-0 a su favor y los ánimos resurgiendo de sus cenizas. No obstante, el Ademar de León tan fácil como dio esperanza fue capaz de quitársela en menos de tres minutos, llevando la diferencia a seis y marcando sentencia. Al bocinazo final, se confirmaron que los dos puntos viajarán a León tras el espectáculo de Slavic y el tridente Natán- Feuchtmann- Kisselev.
Por Nahuel Briscek