Un centenar de personas ha participado esta mañana en la marcha reivindicativa por las calles de Guadalajara para reclamar, como en otros más de 40 puntos del país, un cambio de rumbo en las políticas de acogida con los refugiados e inmigrantes que llegan a nuestro país huyendo de la guerra y del hambre.

Guadalajara contra la ‘Europa fortaleza’ y en favor de políticas de acogida
para quienes huyen de la guerra y del hambre
Los guadalajareños, pertrechados para estar jornada del 25F con pancartas con mensajes como “En Guadalajara queremos acoger” y “Construyamos puentes, no fronteras”, han estado acompañados de un grupo de manifestantes procedente de Bienvenidos Refugiados Alcalá de Henares (BRAH).
Todos han partido de la Subdelegación del Gobierno pasadas las doce de la mañana. En estas dependencias han dejado una copia del manifiesto dirigida al
subdelegado, Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco. A lo largo del recorrido han hecho otras tres paradas para dejar otras tantas copias en Diputación,
Delegación de la Junta y Ayuntamiento, a nombre del presidente provincial José Manuel Latre; del delegado Alberto Rojo; y del alcalde, Antonio Román, confiando en que las reciban con la sensibilidad hacia el tema que se puede esperar de quienes están al frente de responsabilidades públicas.
En la Plaza Mayor los congregados han formado en corro y han procedido a la lectura de manifiesto ‘No a la Europa Fortaleza, los Derechos Humanos no se negocian’. En el texto, al que se ha adherido Abriendo Fronteras Guadalajara, se reclaman corredores humanitarios y cumplimiento del derecho de asilo para
los refugiados, el respeto a la legislación y los compromisos internacionales y que “el Estado español y la UE lleven a cabo políticas de acogida que garanticen
la dignidad y la inclusión de las personas refugiadas y migrantes”.
Al hilo de los sucesos de violencia ocurridos el jueves en Bilbao en los prolegómenos de un partido de fútbol, también se ha trasladado una reflexión
sobre la facilidad con que algunos hinchas procedentes de otros países pueden cruzar fronteras aun cuando son protagonistas de este tipo de episodios agresivos, mientras se cierra las puertas a la libre circulación de personas que piden acogida y huyen de las guerras, la persecución política o la miseria.
