El estudio ¿Cuántos conocidos tenemos?, publicado por el Observatorio Social de ”la Caixa”, muestra cuántas personas conocen de media los españoles: 536. Estas relaciones se caracterizan por el reconocimiento mutuo e interacciones repetidas.
La mayor parte de personas tiene un círculo de unos 400 conocidos, pero hay quien solo tiene alguna decena y quien tiene miles, llegando a máximos de hasta 6.000 conocidos.
Los datos revelan que además de participar en entidades asociativas, hay factores que se asocian con una mayor vida social. Ser hombre, ser joven, tener trabajo, estudios superiores y recursos económicos son algunos de ellos.
El estudio saca a la luz algunas desigualdades: las personas que, por su vulnerabilidad, necesitan más apoyo y protección son las que tienen menores posibilidades de conseguirlos porque conocen a menos gente.
Introducción
Los familiares y amigos constituyen el círculo de relaciones más próximas al individuo y su relevancia ha sido ampliamente estudiada por las ciencias sociales. En cambio, el tamaño e importancia de los círculos sociales más amplios -los considerados como “conocidos”- apenas se ha analizado, a pesar de su posible repercusión en el bienestar de las personas.
Entendemos como “conocidos” al conjunto de relaciones sociales que requieren, al menos, reconocimiento mutuo e interacciones repetidas, aunque sean esporádicas o de modo superficial. Incluimos aquí desde la familia y los amigos íntimos (relaciones fuertes), hasta los compañeros del trabajo, los vecinos, los profesores y padres del colegio de nuestros hijos o el personal que nos atiende donde compramos habitualmente (relaciones débiles).
El estudio que aquí se presenta1 ha calculado que los españoles tienen una media de 536 conocidos. Esta cifra es consistente con los estudios previos para la población norteamericana y permite ponderar el círculo de conocidos respecto al de relaciones íntimas, que los autores estiman en una media de 23.
Al igual que los vínculos más estrechos, la red de conocidos se configura por diversos factores del contexto social. La acción de estos factores provoca una serie de desigualdades, que pueden ser determinantes en momentos clave de la vida. Por ejemplo, las personas con mayores ingresos o con trabajo son las que tienen círculos sociales de mayor tamaño, lo que aumenta las probabilidades de que les dejen dinero o les acompañen emocionalmente si tienen problemas personales.
1. ¿Cómo son de grandes las redes de conocidos?
Las proporciones de este círculo tienen una gran variabilidad. La mediana de la población española es de 536 conocidos, pero la mayoría de la población tiene entre 350 y 450. Estos datos se recogieron en un estudio sobre una base de más de 2.200 ciudadanos españoles de entre 18 y 93 años. Se les preguntó cuántas personas conocían con determinados nombres y, a partir de sus respuestas y en base a la prevalencia de esos nombres en el conjunto de la población, se calculó las dimensiones de sus redes de relaciones con lazos más débiles usando métodos estadísticos2.
2. ¿Qué factores determinan cuánta gente conocemos?
La cantidad de conocidos viene marcada por diferentes factores que influyen en el tamaño de estas redes relacionales. El género es uno de ellos, pero no el único. Las mujeres suelen tener menos conocidos que los hombres. La edad, el nivel educativo y el de ingresos también tienen importancia. Las personas de edad avanzada, con nivel de educación bajo o con pocos ingresos presentan círculos de conocidos más pequeños.
Como se puede suponer, participar en entidades asociativas de diversos tipos tiene una incidencia directa en el volumen de gente que se conoce. Ser miembro activo en una asociación se relaciona con un incremento del 10% en el tamaño de la red de conocidos, mientras que participar en diversas asociaciones eleva el volumen en un 29%. Esto refuerza la importancia de la vida asociativa para crear un capital social relevante, al conectar a un amplio rango de individuos entre sí.
En particular, la participación activa en clubes deportivos, grupos culturales o de ocio, asociaciones de jóvenes o estudiantes y organizaciones de apoyo social y de derechos humanos está significativamente relacionada con un mayor tamaño de la red de conocidos. En cambio, hay otros factores que se podrían asociar con una mayor probabilidad de socialización, como tener hijos en edad escolar, estar casado o asistir a servicios religiosos, que no tienen un efecto estadístico relevante o que no se explique por factores de edad o género.
3. La importancia de los lazos más débiles
Se supone que la pareja, la familia y los amigos más íntimos son los que más influencia tienen en nuestra vida, y los que nos ofrecen más apoyo emocional, material y económico. Pero en el día a día, en realidad, solemos pasar la mayoría del tiempo con otras personas, el amplio rango que incluye a nuestros conocidos y donde se encuentran, por ejemplo, los compañeros de trabajo3. Pese a tener una menor implicación emocional que el círculo más íntimo, esta red de conocidos también puede ser una fuente de apoyo social y jugar un papel relevante ante determinadas encrucijadas. Por ejemplo, cuando los vínculos más fuertes no están en condiciones de ayudar o cuando no se espera empatía de ellos4.
Los resultados indican que, efectivamente, ante redes íntimas de similar tamaño, las personas con mayor número de conocidos tienen más probabilidades de recibir ayuda en determinados aspectos, como la disponibilidad de apoyo emocional o económico cuando se necesita. En cambio, el papel del número de conocidos es sorprendentemente marginal en otros ámbitos, como prestar ayuda para encontrar trabajo.
4. Más desigualdades por estudiar
Las desigualdades observadas por factores de género, edad, nivel de ingresos y estudios confirman que las personas más vulnerables, las que más apoyo y protección necesitan ante las adversidades, son precisamente las que tienen menores posibilidades de conseguirlo. En este sentido, las características de la red de seguridad formada por familiares, amigos e, incluso, conocidos constituye una fuente de desigualdad adicional a las ya existentes.
Más allá de las desigualdades ya observadas en cuanto a la dimensión de los círculos sociales más amplios, los investigadores estudian ahora si, como se espera, también existen diferenciaciones en cuanto a su composición y hasta qué punto eso podría sesgar nuestra percepción sobre el funcionamiento de la sociedad. Por ejemplo, la apreciación individual sobre la situación económica del país podría divergir dependiendo de la cantidad de personas afectadas por la crisis que se encuentran en nuestro círculo de conocidos.