La piel de las entendederas se nos está endureciendo, de manera tal, que nada o casi nada nos extraña. Hay cosas, no obstante, que rompen los moldes de lo acostumbrado, de la nueva cara del vivir diario en el que todo se ve, sin otra posible opción que la de acostumbrarse, o exponerse a colmar a tope las celdas del corazón, en las que nos gustaría cerrar con siete llaves las malas noticias, y ésta es una de ellas.
Resulta que nuestros representantes en el ya inminente Festival de Eurovisión, se han intercambiado sendos regalos, como es costumbre, en el “Día del Libro”, especialmente arraigado en Barcelona, donde sus famosas Ramblas se convierten cada 23 de abril en un macro-expositor de volúmenes impresos, con predominio de las grandes obras de la Literatura Universal, las editadas durante el último año, y una importante producción en Lengua Catalana.
Bien; pues uno de los libros que pudiéramos encuadrar en el segundo grupo, lleva como título “España de mierda”, publicación con olor a imprenta escrito por el cantante catalán Albert Pla, con el que nuestro representante en el famoso festival, que este año se celebrará en Lisboa, ha considerado oportuno obsequiar a su pareja de interpretación: Amaia creo que se llama, y que ella ha recibido con entusiasmo.
Vivir para ver. Hasta ese punto hemos llegado de desprecio a éste nuestro país que es de todos. Herrera, periodista de la COPE, ha dicho que al representante masculino del famoso certamen televisivo le falta un hervor, con la consiguiente polémica en torno, propiciada por los antiespaña y sus amigos más cercanos. Pero ha sido así. Estas cosas ocurren; y por lo que a mí afecta, no dejo de preguntarme a quién se le ha ocurrido elegir como representantes de nuestro país, de la España de todos, a semejantes figuras que, al decir de sus hechos, cuando menos la desprecian.